Virgen de la Tierra
regada por la gracia de Dios,
que acompañas mi camino
de ser tierra elegida y amada por Dios;
Tierra cultivada, labrada,
que tiene que ser removida,
herida en sus surcos,
para acoger la semilla en sus entrañas
y darle vida.
Madre de la Tierra,
bendícenos
y guíanos en este trabajo
de la propia tierra,
de la entrega y seguimiento a tu Hijo.
haciendo de la propia tierra,
Tierra de bendición en las manos del Padre
y regada por el Espíritu. Amén
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