Las
personas que llegan crónicamente tarde a todo pueden ser frustrantes y
desconcertantes para quienes las tienen que esperar.
Una explicación para su comportamiento es engañosamente simple,
dicen los psicólogos: estas personas básicamente subestiman el tiempo que les llevará hacer
una tarea.
Este
es un concepto poco conocido llamado la falacia de la planificación, o
una fuerte tendencia a subestimar crónicamente el tiempo que llevará completar
tareas. Y este patrón de
comportamiento es uno de los más difíciles de cambiar, dicen expertos.
“Es
un juicio que se creería que las personas estarían motivadas para hacerlo
correctamente”, dijo un psicólogo social y profesor en el departamento
de marketing de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.
“Hay
todo tipo de desincentivos y castigos por llegar tarde y la paradoja es que
llegamos tarde, incluso cuando existen los castigos y las consecuencias”.
Este tipo de comportamiento puede desacelerar la eficacia
del lugar de trabajo y llevar a viejos amigos a la distracción mientras esperan
por el retrasado. Los
investigadores han estudiado el problema desde todos los ángulos para entender
por qué pasa esto. Puede
deberse a varias razones, desde una poca planeación hasta un problema
médico serio.
Se
calcula que las personas subestiman en un promedio de 40% el tiempo que
necesitan para realizar una tarea. Sus estudios han encontrado el mismo
problema para asuntos tan pequeños como poner una carta en el correo y tan
importantes como hacer la declaración de renta.
Los
investigadores han probado varias estrategias que han demostrado ayudar a las
personas lentas a finalizar su trabajo. Uno es predecir cuánto tiempo
tomará terminar algo con base en experiencias pasadas. Otras es desglosar una
tarea en pasos muy detallados.
En un estudio de Journal of Experimental Social
Psychology, descubrieron
que al desglosar una tarea, los individuos estimaron de forma más acertada
cuánto les tomaría terminarla. Los cuatro escenarios estudiados fueron
prepararse para una cita,
ir de compras, formatear un documento computarizado y preparar un alimento.
Un estudio de la revista Organizational Behavior and
Human Decision Processes encontró que lograr que una persona se imagine mentalmente una tarea
desde la perspectiva de un observador externo la lleva a realizar predicciones
más realistas sobre el tiempo que llevaría hacer la tarea.
La investigación ha encontrado que existen unas diferencias de personalidad
que pueden contribuir al retraso crónico.
En un estudio de que coescribió para la publicación Human
Performance examinó 181 operadores de metro en la ciudad de Nueva York. La investigación encontró que
aquellos que preferían realizar varias tareas a la vez, eran los que con más
frecuencia llegaban tarde al trabajo.
En las observaciones del doctor Conte, los individuos con
personalidad de tipo A,
aquellos que se mueven rápido, se guían por metas y son a veces hostiles,
suelen ser más puntuales, dijo. Las personas de tipo B, que son más relajados,
suelen llegar más tarde.
En términos de retraso en el trabajo, han encontrado que el retraso de
los empleados puede ser estimado por la edad de sus hijos. Entre más
pequeño el hijo, mayor probabilidades de que el empleado llegue tarde.
El
retraso de un empleado también puede ser estimado por una baja satisfacción con
el trabajo y una falta de compromiso organizacional.
Expertos dicen que casos más extremos de retrasos
crónicos pueden ser síntomas de condiciones de salud más serias como un trastorno por déficit de
atención, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo o un deterioro cognitivo
leve, un preludio de la demencia.
Dichas personas a menudo requieren de tratamientos que
pueden incluir terapias para manejar mejor el tiempo.
Una de las estrategias que usa con ellos es el
planteamiento de un calendario semanal en incrementos de 30 minutos.
Otra estrategia es el establecimiento de sistemas de
recompensas. Eso podría significar abstenerse de Facebook o email hasta que
cierta cantidad de trabajo esté hecha.
Las
estrategias han funcionado y dice que su tendencia a llegar tarde era una
fuente de ansiedad.
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