Esta
frase está siempre en mi corazón y en los labios de las personas excelentes:
“me encanta lo que hago”.
Independientemente de la labor que desempeñe,
un ganador ama lo que hace, se apasiona por una misión y se siente a gusto, incluso en medio de serias
dificultades.
Y claro, como ama su trabajo, se evita un buen número de
conflictos y tiene
reservas de energía para superar otros.
El
premio de quien ama su labor es que nunca más vuelve a trabajar. Se enamora de su labor y la convierte en una diversión.
Por eso Walt Disney se gozaba todo lo que
hacía y lo mismo vemos en inventores como Da Vinci y tantos investigadores.
Si quieres amar lo que haces ante todo tienes que amarte a ti
mismo y mirar tu trabajo como una misión y como una bendición.
Asume tu trabajo, sino como una oportunidad de servir
y mejorar el mundo, no como una obligación, ámalo.
Siéntete
instrumento de Dios y deja que él guíe tus
decisiones, que todo lo
que hagas esté en sintonía con la voluntad del creador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios