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¿QUÉ NO HARÍA DESPUÉS DE LA PANDEMIA?

De las muchas cosas que no haría, en primer lugar, es darle prioridad a las cosas materiales,  vanas, como el color del vestido, la corbata, los zapatos, el carro, la tarjeta de millas, la acción del club, el qué dirán si no voy, las reuniones empresariales para quejarnos y, leer y ver todos los noticieros de prensa y Tv.

No volvería a creer que el banco es mi mejor amigo, que los proveedores me aprecian y que los compradores valoran la calidad de mi producto.

No olvidaría que lo único en que hay que estar al día es en el pago de la salud y que los mejores amigos, si los tenemos, son los médicos que no nos ven como sus clientes, si no como sus amigos.

No desperdiciaré  una gota de comida, que puede ser alimento para otros.  No dejaré de llamar a mis amigos solitarios, que por más que digan que son felices solos, gozan con oír mi voz.

No dejaré de hablar más con mis trabajadores, para que entiendan que mis negocios también son los negocios de ellos.

No dejaré pasar un día sin llamar a los míos, para decirles que me hacen falta y que los quiero infinitamente.

No dejaré de gozarme los atardeceres y el trino de los pájaros; de sentirme agradecido por tener salud, que es la única riqueza.

No volveré a esconder la otra realidad de la vida que es la muerte.  La analizaré como la gran verdad, sin miedo y con la conciencia de que debemos aprovechar la vida, con sus dolores y placeres.  Solamente una vez vivimos y no habrá repetición.

No dudaré jamás de ir a los encuentros con viejos y nuevos amigos, para manifestarles mi dicha al encontrarme con ellos.

No desperdiciaré un minuto de mi vida en odios y envidia.  Lo único que prevalece siempre es el amor y no tengo ni menos ni más que nadie.

No dejaría de hacer sentir, a quien se ha  aguantantado mi compañía durante tantos años, mi agradecimiento, mi cariño permanente y lo mucho que valoro eso.

No dejaré de manifestar mi orgullo de ser Colombiano.  Quienes a pesar  de todos nuestros problemas, somos un pueblo solidario y verraco, que no se deja aplastar por los problemas, si no que los afronta, con humor y sacrificio.

No dejaré de decir lo que pienso, aunque no sea del agrado de todos.  No escribo para convencer; lo hago para hacer pensar.

Y repetiré cada vez que pueda, como en el monólogo de Segismundo:

¿Qué es la vida?
Un frenesí
¿Qué es la vida?
Una ilusión,
Una sombra, una ficción,
Y el mayor bien es pequeño, 
Que toda la vida es sueño
Y los sueños, sueños son.

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