No
todas las especies tienen reproducción sexual.
Espermatozoide
+óvulo = reproducción
¿Hay en el reino animal alguna especie que no encaje en
este esquema? ¿Y para qué sirven realmente las relaciones sexuales?
1
Dragones vírgenes
El dragón de Komodo (Varanus komodoensis), también
llamado monstruo de Komodo, es una especie de saurópsido de la familia de los
varánidos, endémico de algunas islas de Indonesia central.
Es
el lagarto de mayor tamaño del mundo, con una longitud media de dos a tres
metros y un peso de unos 70 kilos.
Los dragones de Komodo hembras suelen reproducirse a veces por partenogénesis, un
proceso que solo da descendientes machos.
Pero esa no es su única particularidad.
"Es producto de la partenogénesis, lo que significa que no tiene
padre y su madre lo creó ella sola", explica Michaels, el experto
en herpetología, la rama de la zoología que estudia a los reptiles y anfibios.
Es algo que los dragones de Komodo hacen ocasionalmente,
como también algunos otros reptiles y vertebrados", le contesta Michaels.
Se
trata del también conocido como "nacimiento virginal".
"Lo
que el proceso da es un dragón macho con los cromosomas perfectamente normales,
pero todos de la madre".
Las
asombrosas madres que dan a luz siendo vírgenes
Inicialmente se pensó que un nacimiento de hembra virgen
ocurría en situaciones extremas.
Los únicos casos documentados habían ocurrido entre
animales cautivos, quizás por estrés y aislamiento, y como única opción para
prolongar la descendencia.
También
se han descubierto casos de madres vírgenes entre los tiburones martillo.
Ahora parece que algunas hembras vírgenes producen crías,
incluso en presencia de machos.
Eso puede tener ventajas, sobre todo con tantas especies
en peligro de extinción, pero también plantea interrogantes fundamentales sobre
la importancia del sexo.
Si
quedara una sola hembra de dragón de Komodo en el mundo, podría reproducirse
por partenogénesis
Pero si todos sus descendientes fueran machos, ya no podrían
perpetuar la especie por la misma vía, explica Michaels.
"En
ese caso, uno de ellos se tendría que reproducir con su madre".
2
Puñaladas y drogas
Los nudibranquios, unos moluscos cuyo nombre significa
"con las branquias al desnudo", porque no tienen concha, se conocen
más como babosas de mar.
Son
hermafroditas y una especie en particular, los Siphopteron, tiene una forma
particular de reproducirse.
Como juego previo al apareamiento, los dos ejemplares se
entrelazan y tratan de clavarse el pene mutuamente en la cabeza.
El que lo consigue, introduce unos neuroquímicos
directamente en el cerebro de la pareja.
Los nudibranquios o babosas de mar tienen una particular
forma de reproducirse.
En algunos de los casos estas sustancias hacen que el
ejemplar que ha sido inyectado no quiera tener relaciones sexuales.
"Y
esta es una buena noticia para quien ya lo ha fecundado, porque su esperma no
tiene que competir con el de ningún otro", señala la genetista
Aoife McLysaght, del Trinity College de Dublín, en Irlanda.
"En
resumen: las babosas de mar apuñalan a sus parejas y las drogan para
someterlas" "Así es duro ser hembra".
3
Arañas caníbales
Pero en otras partes del reino animal hay hembras que, en
lo que al sexo y la reproducción se refiere, ostentan el poder.
Es
el caso de las arañas de espalda roja (Latrodectus hasselti), cuyas
hembras suelen disfrutar del
canibalismo poscoital.
"Esta especie de araña de Australia ha desarrollado
una curiosa estrategia, en
la que sus machos suelen dejarse matar", cuenta la bióloga Carin
Bondar, autora de The Nature of Sex: The Ins and Outs of Mating in the Animal
Kingdom ("La naturaleza del sexo: los pormenores del apareamiento en el
reino animal"), publicado en 2015.
Las hembras de araña de espalda roja suelen darse un
banquete después del coito..
"Porque,
si lo piensas bien, estas arañas solo tienen una ocasión, con suerte dos, para
tener relaciones sexuales a lo largo de su vida
Así que deben hacer que merezca la pena", explica.
Lo que el macho hace en el primer intento es agrupar
todos sus órganos en el interior de su cuerpo, lejos de las fauces de la hembra
y formando con el resto de su abdomen una especie de cinturón protector.
Eso le permite, aun estando herido, hacer un segundo
intento para fecundarla
Y entonces sí, muere.
"Pero
muere habiendo sido lo más eficiente posible, reproductivamente hablando",
concluye la experta.
4
Gusanos clonadores
Pero hay animales que han terminado por deshacerse del
todo del sexo.
Se
trata de los bdelloidea, una clase de rotíferos, unas criaturas microscópicas
filosas, como gusanos diminutos, que se encuentra en agua dulce y en tierra
húmeda.
"Miden menos de medio milímetro de longitud",
señala Chris Wilson, profesor de la Facultad de Ciencias Naturales del Imperial
College de Londres, mientras observa con su microscopio a un ejemplar que se
desplaza con movimientos en espiral.
Los bdelloidea, una clase de rotífero, prescindieron del
todo del sexo.
Pueden
vivir en cualquier zona en la que haya un poco de agua, aunque sea temporal.
"Si quito un pedazo de pared, allí puede haber
bdelloidea
Y lo
único que tengo que hacer es añadirle un poco de agua para que revivan y
empiecen a poner huevos", aclara.
Por muy llamativo que esto parezca, lo es más el hecho de
que todos los ejemplares son hembra, al menos todos los que han sido
analizados.
Se reproducen por medio de la clonación.
"Es
uno de los procesos más sencillos que uno pueda imaginar", explica Wilson
"Crea
copias exactas de la madre
Así que todas las hijas son idénticas a su madre e
idénticas también entre ellas".
"Además,
es el doble de eficiente que producir descendientes machos y hembras",
dice el experto.
Y es que, las hembras pueden invertir toda la energía que
obtienen de la alimentación en poner huevos.
Con los machos, como estos no pueden poner huevos, esa
energía se perdería.
En vista de estos ejemplos, en los que las relaciones
sexuales no son necesarias para la reproducción, surge inevitablemente una
pregunta: ¿por qué existe entonces el sexo?
A finales de la década de 1970 el británico John
Maynard-Smith (1920-2004), genetista e investigador en biología evolutiva,
aplicó la teoría de juegos a la evolución y concluyó que la existencia de los hombres simplemente no
tenía sentido.
Según el genetista, al producir machos una población "malgasta" el
50% de sus recursos porque estos no pueden tener descendencia
Denominó el concepto el "doble costo del sexo",
que recogió en su libro "La evolución del sexo" en 1978.
Según
el genetista británico John Maynard-Smith, al producir machos una población
"malgasta" el 50% de sus recursos porque estos no pueden tener
descendencia.
Por lo tanto, de acuerdo a esta lógica, la tasa de
reproducción de una población sin machos sería el doble.
"Desde
el punto de vista evolutivo, tener éxito implica transmitir tus genes y hacerlo
de la manera más eficiente posible de generación en generación",
explica la genetista Aoife McLysaght, del Trinity College.
"Con la reproducción sexual lo que hacemos es trasmitir la mitad de nuestros
genes a nuestros hijos, quienes reciben la otra mitad de su material genético
de otra persona
Y esto requiere de un gran esfuerzo, por lo que se podría
considerar ineficiente", reconoce.
"Pero si nos fijamos en la naturaleza, todo tipo de
organismos siguen teniendo relaciones sexuales
Y esto nos lleva a pensar que debe haber una buena
explicación para ello", apunta.
Ese
es un misterio que la biología no ha podido desentrañar del todo
El
enigma del sexo, se le ha llamado.
Aunque hay pistas.
"Lo bueno, lo malo y lo feo"
Todos
los ejemplares nacidos de la reproducción asexual son idénticos, por lo que
también son idénticamente vulnerables, particularmente frente a las
enfermedades.
Así, si una población con estas características fuera
infectada por un virus o bacteria, el mal se expandiría rápidamente.
Los hombres, por lo tanto, sí cumplen con un papel
importante en todo esto
Y parece que el sexo tiene también sus ventajas.
"Se
resume como lo bueno, lo malo y lo feo", dice .
"La
desventaja de clonarse a uno mismo es que da lugar una población genéticamente
idéntica
Todos sus ejemplares son igualmente fuertes, pero
igualmente vulnerables
Eso es lo feo", explica.
La
clonación puede ser eficiente, pero da lugar a una población genéticamente
idéntica, con los riesgos que esto implica.
"De la misma manera —y esto es lo malo—, si me
clonara, mis descendientes heredarían todo mi material genético, incluidos mis
defectos", prosigue.
"Por
lo que sabemos sobre la evolución del ADN, cada uno de nosotros porta 16
mutaciones totalmente nuevas que no heredamos de nuestros padres
Así que mi clon tendría también sus propias nuevas
mutaciones", añade.
"Y hay dos opciones con estas mutaciones: o no
provocan nada, o empeoran la situación, porque es más fácil estropear nuestro
ADN que mejorarlo
Así
que la clonación sería una vía de una sola dirección hacia la
degradación".
"Con la reproducción sexual, con el sexo, se combina
el material genético de dos individuos
Y
esto significa que hay más posibilidades de que se deje atrás el ADN
defectuoso"
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