Aunque
no lo creas las personas que más errores cometen son exactamente los ganadores.
Se ha probado que un perdedor comete menos
errores porque claudica, se rinde y deja de insistir y de luchar.
Mientras tanto el ganador sigue en su
surco y se levanta de cada caída aprendiendo algo.
Se sabe que el mejor bateador
solo acierta dos o tres veces de 10 intentos, pero mantiene vivo su entusiasmo.
En palabras de un sabio, los errores
son lecciones del mismo Dios para
que aprendas fe, fortaleza, humildad y paciencia.
Ahora bien, no siempre es fácil levantarse y hay golpes que te dejan a la
deriva en un estado de indefensión.
En esos momentos busca aliados, cálmate, ve paso
a paso y cree firmemente en nuevas primaveras.
Pensar en buenos modelos te ayuda y así puedes
decir como San Pablo en la cárcel: "Sé en quien he puesto mi confianza".
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