Nació el 17 de abril de 1919 en San Joaquín de Flores, Costa
Rica y murió el 5 de agosto de 2012 en Cuernavaca, México
Cantante
y actriz mexicana de nombre real Isabel Vargas Lizano, de gran
importancia en el género musical conocido como "canción ranchera".
Chavela
Vargas tuvo una infancia difícil, vivió un tiempo con sus padres hasta que se
divorciaron, luego se fue con los tíos.
En 1933, con catorce años, abandonó Costa rica y se trasladó
a México, donde trabajó en distintos oficios, cantando durante muchos años en las calles.
Con su estilo particular de interpretar las canciones, su
vos recia y ataviada apenas con un poncho, Chavela Vargas recorrió México,
llenando los lugares donde se presentaba y obteniendo el apodo de "la
Vargas".
Promediando 1950 decidió cantar en forma profesional y de la mano de José Alfredo
Jiménez, considerado el mejor compositor mexicano de música ranchera,
comenzó su carrera.
Chavela Vargas fue distinguida en España por la Universidad
de Alcalá de Henares como "Excelentísima
e Ilustrísima Señora", además de participar en la banda de sonido
de numerosas películas.
La vida de Chavela Vargas es el
itinerario de una voz anclada en las entrañas, es la historia de un corazón
desgarrado y un temperamento que transgrede, es la historia de alguien que
busca su destino, su felicidad y dicha.
Si los
diplomáticos cantaran, no habría guerras.
Para
creer, hay que sentir la necesidad de creer.
Nadie
se muere de amor, ni por falta ni por sobra.
Amantes del mundo: a veces es más hermoso recordar que vivir.
Hay que cuidar al mundo,
proteger el amor, la paz, la justicia.
La música no tiene fronteras, pero sí un final común: el amor y la rebeldía.
Hay que llenar
el planeta de violines y guitarras en lugar de tanta metralla.
Las mujeres
con pasado y los
hombres con futuro son las personas más interesantes.
Lo que duele no es ser homosexual, sino que lo echen en cara
como si fuera una peste.
No soy política, ni militante de nada. El canto es mi instrumento. Y lo
digo cantando.
Moriré un lunes, el día más aburrido pero no quiero cruces
ni llantos. Que dejen
descansar a la Vargas.
¿Adiós? Noo, nunca se dice
adiós. Se dice: Te amo.
Yo soy una de esas gentes que prefiere amar a que la amen. Pero uno tiene que dar las
gracias porque la quieran.
El alcohol te hunde en unas
profundidades espantosas. Mi vida estuvo sembrada de estrellas… y yo me
empeñé en los guijarros y las caídas.
Voy a ver cómo hago para resistir sin el
aplauso.
Los artistas estamos
sosteniendo un mundo que
se está cayendo. Damos esperanza. Por eso se arriman a mí, creyendo
encontrar el amor. Y a
veces sí lo encuentran y otras veces no, porque yo tampoco lo tengo.
No soy un Ave Fénix, sino una mujer con una fuerza
brutal que logró salir de los infiernos.
Yo he ganado dinero
para comprarme un mundo más bonito que este. Pero todo lo aviento porque quiero morirme como muere mi
pueblo.
Gracias, amigos. Gracias
por estar todavía aquí. Porque.., ¿qué amante espera veinte años?. (En España en 1992, al retornar
a los escenarios españoles tras 20 años de ausencia).
Hay que inventar las
cosas y cuando se
inventan, duelen.
Cuando nací, canté en vez de
llorar. Me acuerdo clarito del momento en que salí del cuerpo de mi
madre y nació mi ser hacia el mundo. Es el momento que más me ha hecho vibrar
en la vida.
Y siempre llevo ese jorongo, que en Argentina llaman poncho,
y que sirve para cobijarte, para amortajarte, y para ir a la revolución y a la
guerra.
Cuando tenga la
ocurrencia de morirme, por supuesto que será como mexicana.
La vida
es bellísima, pero la muerte también es hermosa. Yo he dicho muchas
veces que voy a ir a mi propio velorio, pero a burlarme de mí.
Yo no busco a los importantes. No tengo por qué buscarlos. Para
nada. Ellos me buscan a mí
cuando sienten tristeza.
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