Con
frecuencia lee buenos pensamientos en el Libro de los proverbios de la Biblia y
en el Libro de la sabiduría.
Como estos:
Guárdate
de murmuraciones inútiles y preserva tu lengua de la maledicencia porque la boca mentirosa da muerte al
alma.
Disfruta
de los bienes presentes y que no se te pase ninguna flor
primaveral.
Deja por doquier constancia de
tu regocijo.
Busca
la sabiduría porque es un hálito del poder de Dios, es un
reflejo de la luz eterna, una imagen de su bondad.
De Salomón: “Dios mío, dame sabiduría pues ella todo lo sabe y entiende;
ella me guía prudentemente en mi camino.
Oh, Dios, te compadeces de todos y disimulas los pecados de los
hombres para que se arrepientan.
Amas a todos los seres”.
El hombre ambicioso azuza querellas, pero el
que confía en Dios prosperará.
El que ama con sabiduría se
salva.
Como en el agua un rostro refleja otro rostro,
así el corazón de un
hombre refleja el de otro hombre.
Nota:
El otro es tu espejo.
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