Si
deseas desarrollar tu inteligencia emocional, empieza practicando estos
ejercicios en forma continuada. Probablemente algunos serán más
sencillos que otros; sin embargo, el resultado lo obtendrás en el tiempo y
persistiendo en tu ejercitación.
Reconocer las emociones
En vez de reaccionar en automático como lo hace la gran
mayoría de las personas, este
desafío te invita a observarlas ni bien sientes internamente que están llegando;
busca entender cómo
influyen en ti y cuál podría ser el resultado posterior si te dejaras
llevar por ellas de inmediato, tal cual se presentan.
Evita
hacer un juicio inmediato sobre cómo te sientes
Frases
como “jamás en la vida me he sentido tan mal…”, “estoy tan enojado que sería capaz de hacer cualquier
locura”, “me quiero morir” son sentencias que crean un estado de
conciencia especial y que no te favorecen en términos de tu inteligencia
emocional. Las emociones
están diseñadas para darte información.
Objetivo: entenderlas te permitirá ser más astuto para evitar reacciones
desproporcionadas entre lo que sientes, los recursos que tienes y lo que
realmente pasa.
Evita
clasificar las cosas como “buenas” o “malas”
Más
del 90% de las personas vive enfocado en el registro de las cosas “malas” de la
vida, por lo que las “buenas” quedan totalmente disminuidas. Si te
entrenas, podrás adquirir la destreza de poner en la balanza también las cosas
por las que puedes estar agradecido aquí y ahora.
Objetivo:
lograr equilibrio emocional.
Expande
tu diccionario emocional
Las
emociones básicas son entre cuatro y seis, y generan todas las demás: alegría,
tristeza, enfado, miedo, angustia, sorpresa.
Objetivo: conviértete en un observador de la sutileza de tu mundo
emocional, ya que te permitirá dibujar mejor tu mapa interno para ser más
asertivo en cada momento que vives.
Reconoce
cómo te comunicas: más del 90% es no verbal
En la comunicación interpersonal las palabras ocupan
menos de un 10% del total; el otro 90% son los gestos y el tono de voz.
Reconociendo estos últimos podrás destrabar muchos aspectos anudados dentro de
ti.
Objetivo: enriquecer el proceso de comunicación que tienes con otros, para
empatizar mejor.
Gestiona
los pensamientos
Si
bien no se puede controlar lo que piensas, sí puedes conducirlos en maneras más
asertivas, que vayan en consonancia con tus objetivos para ese momento. Los pensamientos crean estados
de conciencia, y esos estados de conciencia son los que se manifiestan en la
realidad; de allí la importancia de que aprendas a gestionarlos.
Objetivo: Quedarte con los pensamientos más apropiados para
lo que quieres lograr, y dejar pasar aquellos que te desvían o distraen de la
meta.
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