Aún recuerdo paseando
por la calle principal de Chicago con Susana, mi amiga, vimos a un grupo de
personas, entre las que se encontraban un señor con un cartel donde se podía
leer "damos abrazos gratis".
El tema
consistía en regalar abrazos a los transeúntes de una calle muy transitada.
Nos quedamos un rato mirando y pudimos comprobar como la
gente en vez de cortarse aceptaban de buen grado ese abrazo.
Tu sólo tienes que abrazar las personas que están a tu alrededor
e intentar saludarlas no sólo con un beso sino también con un abrazo.
De esta manera la gente siente el amor que les profesas y se
sentirán muy amados.
Tienes
el resto de vida para ponerlo en práctica.
Pero comienza ya.
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