La
conquista más valiosa es la conquista de ti mismo, es llegar al autocontrol de
los sabios.
Llegas a esa meta dorada si te consagras a conocer tus
emociones y pulir tu comportamiento.
¿Cómo?
Con humildad aceptas tus vacíos y los llenas con amor, dedicación y
persistencia.
Sincérate ya que para nadie es fácil reconocer sus
falencias y tampoco lo es pedir ayuda para mejorar.
El
sendero cómodo es negar los defectos o justificarlos, lo sensato es aceptarlos
y corregirlos.
¿Cómo estás en esa labor de orfebrería interior? Tu reto
es sacar una hermosa joya del burdo metal.
Si te pones humildemente en las manos de Dios, el divino
alfarero hará en ti maravillas.
Ámate,
actúa con inteligencia emocional y disfruta de paz interior, siendo dueño de
tus emociones.
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