Me pregunto porqué cuando somos pequeños decimos que estamos creciendo ya partir de un momento indeterminado cambia el verbo ya ese crecer le llamamos envejecer.
Este momento suele llegar en la década que aparece entre los 20 y los 30 años. ¿Qué es lo que sucede a esa edad para que dejemos de crecer y comencemos a envejecer? ¿Por qué se produce esta distinción? ¿No sería más natural que toda nuestra vida desde el nacimiento sea un continuo crecimiento?
Creo que la primera razón para hacer esta separación debemos buscarla en la biología. Dejamos de crecer porque a esa edad, o incluso antes, alcanzamos nuestra altura máxima como seres humanos. El así crecimiento entendido es objetivo y difícilmente discutible.
Sin embargo a esa edad suceden otras muchas cosas no
relacionadas con la altura física que también relacionamos con el crecimiento.
A esa edad solemos tomar las decisiones más importantes que van a marcar
nuestro futuro y es el momento de adquirir responsabilidades.
Con
un poco de suerte antes de los 30 años nos habremos hipotecado y habremos
formado una familia. En definitiva, habremos alcanzado la estabilidad. ¿Es en
este momento cuando se produce el cambio y comenzamos a envejecer? ¿Es la
llegada de la estabilidad el gatillo que dispara nuestro envejecimiento?
¿Qué es la estabilidad?
El
diccionario define la estabilidad de la siguiente forma: “La noción de
estabilidad es aquella que hace referencia a la permanencia de las
características de un elemento o de una situación a través del tiempo, de su
condición de estable o constante.”
Y yo me pregunto ¿Hay posibilidad de seguir creciendo a
pesar de haber encontrado la estabilidad? Quizá alguno piense que estoy
mezclando conceptos. Que cuando hablo del crecimiento de un niño estoy haciendo
referencia a su crecimiento físico. Y cuando hablo del crecimiento de una
persona hago referencia al mantenimiento de sus intereses e inquietudes durante
toda su vida. Es cierto, son conceptos distintos. Sin embargo creo que el hecho de que ambos conceptos
compartan la misma palabra no es fruto de la casualidad. Creo que la capacidad
de aprender e ilusionarte es algo común a ambos términos, independientemente de
si eres un niño o un adulto.
También creo que este doble concepto supone un peligro al hacernos creer de manera inconsciente que no hay más posibilidades de crecer más allá del cuerpo físico. Nos han enseñado que dejamos de crecer para comenzar a envejecer. Sin embargo seguimos creciendo cada vez que nos marcamos un objetivo. Seguimos creciendo cada vez que aprendemos algo nuevo. Seguimos creciendo cada vez que mantenemos la ilusión por conseguir una meta.
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