El resultado de mezclar dos cosas buenas debería ser algo todavía mejor.
Combinar estos dos alimentos, con beneficios probados para la salud, es muy
positivo, aunque algunos efectos están claramente sobrevalorados
El café es una de las bebidas preferidas en todo el globo. Los datos respaldan esta percepción: al año se consumen 10.000
millones de kilos de café (1,3 kilos por cabeza).
España está en el puesto 19
de la clasificación mundial en cuanto a consumo y cada ciudadano nos bebemos
4,5 kilos al año.
Los beneficios que reporta el consumo de café han sido demostrados en
diferentes estudios científicos. Uno de los
trabajos más exhaustivos es el desarrollado por investigadores de la
Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, que, después de examinar 34
artículos sobre los potenciales efectos nocivos del café, concluye que beber hasta 5 tazas
de café al día, y en personas que no fuman, se asocia a menos mortalidad.
El limón es antibacteriano y antifúngico, y puede proteger frente
algunos tipos de cáncer. Por otra
parte, los limones son otro de los alimentos más consumidos. Para la campaña
2021-2022, la producción
en España se estima en 990.000 toneladas.
El limón también se asocia a numerosos efectos saludables. Es
una importante fuente de vitamina C y minerales, junto con muchos otros
compuestos vegetales beneficiosos, por lo que se ha utilizado durante siglos por sus propiedades
medicinales. Un estudio de la Universidad de Túnez analizó las
propiedades antibacterianas y antifúngicas de extractos de limón (obtenidos a
partir de la cáscara y de la pulpa) y encontró que, efectivamente, los componentes del limón protegen de
las infecciones pero, además, son potentes antioxidantes, lo que les convierte en potenciales
protectores frente al cáncer. Además, ese alto contenido en vitamina C ayuda a fortalecer el
sistema inmunitario.
¿La receta infalible?
Cruzando datos, se explica que tomar café con limón sea tendencia (en Valencia, el café del tiempo -café con hielo y una rodaja de limón- es muy popular), aunque el motivo de esta moda no es tanto para aprovechar esa alta producción como para beneficiarse de sus potenciales beneficios para la salud, como son aliviar el dolor de cabeza, mejorar la diarrea o favorecer la pérdida de grasa, según piensan sus defensores.
La receta consiste en añadir el zumo de un limón a una taza grande
(240 ml) de café. ¿Qué hay de cierto en esa creencia? Tirando de hemeroteca
científica, es fácil desmontar
algunos de los superpoderes atribuidos a esta bebida (cuyo sabor es,
cuando menos, sorprendente).
Alivio de cefaleas
El dolor de cabeza es muy habitual, tanto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la mitad de la población ha tenido, al menos, un episodio de cefalea en el último año.
Por ello, hay muchos remedios caseros. Algunos defienden que el efecto vasoconstrictor de la cafeína reduce el
flujo sanguíneo a la cabeza y alivia el dolor. Pero un consumo excesivo puede llevar
a una situación similar a la que se desencadena cuando se toman demasiados analgésicos, de forma
que en lugar de mejorar, la cefalea la empeora. Otros investigadores defienden
que la cafeína, como el
chocolate o los cítricos, puede ser un desencadenante de la cefalea.
Por lo tanto, beber café con limón no es una opción para aliviar la
cefalea, y en todo caso, si hubiera algún beneficio, sería por el efecto del
café.
Controlar la diarrea
Es conocido el efecto laxante que ejerce el café del desayuno en muchas personas, pero más allá de este hecho, lo cierto es que la cafeína afecta a la contracción anal y favorece el deseo de defecar. El agua de limón se ha utilizado para controlar la diarrea, pero no existe ninguna evidencia científica que lo respalde. Por tanto, el café con limón no es una buena idea para mitigar la diarrea.
Ayuda a disolver la grasa corporal
La cafeína puede ser eficaz para adelgazar. Concretamente, la cafeína estimula la grasa parda (metabólicamente activa) y acelera el metabolismo de hidratos de carbono y grasas, lo que favorece la pérdida de peso.
Algunas investigaciones de
la década de los años 1990 ya habían constatado que tomar una taza grande de
café aumenta la tasa metabólica durante las tres horas siguientes a la ingesta,
aumentando las calorías quemadas hasta un 8–11%, lo que significa que se pueden
quemar de 79 a 150 calorías extra al día. Entre el efecto del limón y la pérdida de peso no se ha
encontrado ninguna relación. Por tanto, el café con limón no es un
'disuelvegrasas'. Para
adelgazar hay que aumentar el gasto energético y quemar más calorías que las
que se ingieren.
Entonces, ¿para qué sirve beber café con limón? Pues solo para aquellos
a quienes les guste el sabor, porque la ciencia no respalda que tenga
superpoderes.
Cruzando datos, se explica que tomar café con limón sea tendencia (en Valencia, el café del tiempo -café con hielo y una rodaja de limón- es muy popular), aunque el motivo de esta moda no es tanto para aprovechar esa alta producción como para beneficiarse de sus potenciales beneficios para la salud, como son aliviar el dolor de cabeza, mejorar la diarrea o favorecer la pérdida de grasa, según piensan sus defensores.
El dolor de cabeza es muy habitual, tanto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la mitad de la población ha tenido, al menos, un episodio de cefalea en el último año.
Es conocido el efecto laxante que ejerce el café del desayuno en muchas personas, pero más allá de este hecho, lo cierto es que la cafeína afecta a la contracción anal y favorece el deseo de defecar. El agua de limón se ha utilizado para controlar la diarrea, pero no existe ninguna evidencia científica que lo respalde. Por tanto, el café con limón no es una buena idea para mitigar la diarrea.
La cafeína puede ser eficaz para adelgazar. Concretamente, la cafeína estimula la grasa parda (metabólicamente activa) y acelera el metabolismo de hidratos de carbono y grasas, lo que favorece la pérdida de peso.
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