Un
árbol sano es aquel que produce frutos dulces y nutritivos, aunque en su
apariencia externa sea un árbol “torcido”. En cambio un árbol majestuoso que produce frutos
“tóxicos” es un árbol enfermo. Sanar es traicionar la intención primitiva de nuestro
árbol genealógico, decir no, romper el contrato de mantenimiento neurótico del
árbol. ¿Cuántas
veces nos angustiamos sin explicación? ¿O tomamos decisiones sin sentido?
La clave está en descubrir
ese entramado inconsciente que se anida en la transmisión hereditaria para
superar la repetición de situaciones traumáticas y liberarnos.
¿Qué
es la familia?
La
familia es lo permanente, estaba antes de que llegáramos, le pertenecemos
mientras vivamos y seguirá existiendo después de nosotros. Es una
generación de vivos, que caminan como mínimo con dos generaciones de muertos a
la espalda hasta la línea de meta, donde le toca subirse a la espalda de la
siguiente generación de vivos.
¿Yo
soy mi familia?
Recordemos
que desde la perspectiva de la metagenealogía cada uno de nosotros está
habitado por las tres generaciones que lo preceden, lo que hace un mínimo de
catorce personas. Desde esta perspectiva, consideramos que los secretos
guardados en una generación son un manantial insano de traumas y conflictos
para los que lleguen detrás.
¿Hay
alguna relación entre la enfermedad y los secretos familiares?
La relación entre enfermedad y secretos familiares se
hace bastante evidente en el estudio de los árboles genealógicos. La familia es como una olla
psicológica llena de secretos, tabúes, silencios, vergüenzas. Hay asesinatos, locura, robos,
infidelidades, cárcel, incesto, abusos… Así, la enfermedad no es la
solución del problema, sino una invitación a enfrentar un conflicto familiar
que se ha mantenido secreto.
Lo que es callado en la primera generación, la segunda lo
lleva en el cuerpo – Françoise Dolto
¿Qué
cosas, a nivel psicogenealógico, vamos cargando en el cuerpo?
En el lado derecho… está la herencia paterna
Lado izquierdo… herencia materna
El vientre… la madre
Problemas de espalda…cargas a los padres
Padres divorciados, o separados… puntas de los pies se
separan
Miedo a la sexualidad… pelvis movida hacia atrás
No te han amado… pecho endurecido e insensible
¿Si
no uso palabras para expresar mi dolor, lo expresaré con mi cuerpo?
Anne Ancelin Schützenberger lo ha estudiado a fondo: “Los duelos no hechos, las
lágrimas no derramadas, los secretos de familia, las identificaciones
inconscientes y lealtades familiares invisibles” pasean sobre los hijos y los
descendientes. “Lo que no se expresa con palabras se expresa con dolores”.
O por accidentes, como el caso de una biznieta que pierde su virginidad por
accidente a los siete años (jugando al salto de pértiga) y estudiando su árbol,
descubre que su bisabuela fue fruto de una violación, concebida en la misma
fecha que ocurrió el episodio.
¿Cómo
se pueden observar los secretos en el árbol genealógico?
Cuando el árbol quiere desvelarte un secreto, crea una estructura,
algo que se repite, con eso pretende llamar tu atención. Por ejemplo una fecha
que se repite, un estilo de elección de la pareja, unos accidentes con
ingredientes similares. Estos secretos se guardan por vergüenza, por pudor, por
proteger a los niños o autoprotegerse ante la sociedad.
¿Dónde
se sitúan esos secretos?
Cada
secreto que tenemos está en el estrato que le corresponde (los cuatro egos):
·
Mis ideas locas secretas, podemos identificarlas
en el nivel de mis bisabuelos
·
Mis emociones secretas, están en mis abuelos
·
Mis secretos sexuales-creativos, están en mis
padres
·
Mis secretos materiales, de territorio, están en
mis hermanos
Cuando
el secreto lo porta un miembro de la familia, éste lo vive como un cuerpo
extraño y molesto, su cuerpo lo vive como un tumor o un bolo alimenticio que
tiene que salir a fuera. Nunca debemos contar secretos a los niños, es un Abuso
con mayúsculas.
Sabemos además el poder de la comunicación no verbal, si
alguien delante de ti se calla una información importante, se delatará tarde o
temprano con algún gesto inconsciente. Freud decía que “Aquel cuyos labios
callan, conversa con la punta de los dedos. Se traiciona por todos los poros”.
“Vale
más saber una verdad, aún cuando sea difícil, vergonzosa o trágica, que ocultarla,
porque aquello que se calla, es subordinado o adivinado por los otros y ese
secreto, se convierte en un traumatismo más grave a largo plazo” –
Claudine Vegh
Los secretos hay que airearlos si son del presente, de la
manera más adecuada y en el momento más propicio, o sanarlos con la psicomagia
si son del pasado. Una herramienta útil es dibujar el árbol sanado: se trata de
hacer una obra en la que representemos a todos los miembros, con dibujos o
fotografías pegadas a modo de collage. A cada uno le pondremos su finalidad cumplida, todo
aquello que les damos nos lo damos a nosotros mismos, y ahí aparecerán todos
los secretos convertidos en bendiciones.
El
árbol guarda secretos, al tiempo que puede intentar desvelarlos. En todo
árbol aparece en un momento determinado un héroe, el que lo sana y se sana,
aquel que se atreve a construir el árbol genealógico. No existen los árboles sanos porque vivimos en una
sociedad enferma.
La
sanación del árbol consiste en quitar la repetición, comprenderla, o repetirla
en una forma positiva.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios