El
filósofo y emperador romano Marco Aurelio tuvo una vida dura y decía hace
siglos:
“La adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha”.
“La adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha”.
No podemos huir de las dificultades y los problemas tal y como nos gustaría, hay que afrontar los retos con una sólida confianza.
Si no tomas un mal como una desgracia
irreversible, te vuelve más fuerte, más humilde y más sabio.
Cultiva la resiliencia, o sea, la capacidad
de superar los temores y crecer con las crisis.
Con fe no te hundes ante las adversidades,
las superas e, inclusive, sales transformado por ellas.
Es bueno recordar lo que afirmó Indira
Gandhi: “es un privilegio
haber tenido una vida difícil”.
Ante el mal es tentador ponerse de víctima cuando lo que hay que hacer es tomar las riendas de la vida.
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