Un duelo duele y es normal que broten emociones fatigosas como
aflicción, dolor, vacío, impotencia o rabia.
Es normal entrar en un proceso protector de negación: “Esto no es verdad”, “es una pesadilla”, “no puede ser cierto”.
Debido a falsas creencias se pelea con un dios que no
existe porque Él jamás nos arrebata a los que amamos.
Cada ser trasciende según un plan de vida que se traza antes de encarnar.
Lee el libro El plan de tu alma.
Es nefasto aferrarse al cuerpo y las pertenencias de alguien que ya se despidió de ellas y vive en otro plano.
La religión ayuda si, en lugar de hablar de “descanso eterno”, invita a conectarse con la nueva vida de quien partió.
No hay un descanso, es una vida, como lo
dicen ellos cuando se comunican, porque no están muertos.
Un duelo pide aceptación, desapego físico, resiliencia, fe, paciencia y, a veces, mucho perdón.
Si no lo procesas puedes estar
mal por siempre.
Es normal entrar en un proceso protector de negación: “Esto no es verdad”, “es una pesadilla”, “no puede ser cierto”.
Cada ser trasciende según un plan de vida que se traza antes de encarnar.
La religión ayuda si, en lugar de hablar de “descanso eterno”, invita a conectarse con la nueva vida de quien partió.
Un duelo pide aceptación, desapego físico, resiliencia, fe, paciencia y, a veces, mucho perdón.
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