Dado
que muchos de los productos que consumimos pueden tener origen transgénico, es
importante que estemos bien informados sobre sus posibles riesgos y su
problemática general.
Los
cultivos transgénicos, según este estudio publicado por la
Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales, son aquellos en los que se producen alimentos
genéticamente modificados.
Explica que, se realizan mediante una serie de
procesos de ingeniería en los que se les insertan genes exógenos de otras
especies.
No obstante, como existe mucha información contradictoria sobre este
tema, a continuación vamos a revelar los 7 mitos y verdades que todos deben
saber sobre estos alimentos.
Para empezar, la industria responsable de este tipo de alimentación ha
justificado su creación con la idea de acabar con el hambre mundial.
Sin embargo, en la actualidad se sabe que esto no es necesario
y, de hecho, un alto
porcentaje de los agricultores no los siembran. Esta información obedece
a quienes se oponen a la idea de manera incuestionable, se dice.
En contraste a esta información, pueden conseguirse diversos
estudios en la web, a favor de los alimentos transgénicos, pero que han
dedicado un tiempo prudente a investigar lo que impera detrás de este tema.
Tal es el caso de este estudio, publicado por
la Universidad de León, el cual expone que La Biotecnología, de la que surgen los alimentos
transgénicos y otros organismos y microorganismos, aporta directa e indirectamente
una influencia incuestionable y puede ayudar decididamente a paliar estos
efectos.
Los
cultivos siguen siendo bastante bajos. No obstante, se estima que millones de
personas en el mundo los están incluyendo en sus dietas sin ser conscientes de
ello. Aunque sobre
esto último, no existe evidencia o estudio científico que lo respalde.
1.
“Los cultivos transgénicos pueden coexistir con otros sistemas agrícolas”
En primer lugar, los cultivos transgénicos pueden contaminar los que no están modificados genéticamente. Hasta el momento, se han registrado unos 400 casos de contaminación transgénica en todo el mundo. Así lo intenta demostrar este estudio, publicado en 2016.
2.
“Las semillas transgénicas tienen fecha de caducidad”
En un principio, Monsanto distribuyó en el mercado semillas de larga duración, pero esta práctica se abandonó por razones e intereses comerciales internos. Al menos esta información obedece a lo leído en diferentes portales de internet.
Este estudio, resumido en esta información, publicada por Eldiario.es, expone que, la discusión sobre los organismos modificados genéticamente (OMG) es tremendamente compleja, pues no solo encierra cuestiones puramente científicas, sino que también requiere un análisis político y socioeconómico.
3.
“Los cultivos transgénicos son la clave para la resistencia climática”
La ingeniería genética sigue estando por debajo de la producción convencional en el desarrollo de aquellas variedades de plantas que pueden mantener estable la agricultura frente a los cambios climáticos.
Además, la adaptación al cambio climático depende en gran parte de las prácticas agrícolas que ayudan en la conservación de la diversidad y la nutrición de los suelos.
En contraste a esta información, diversos estudios plantean que si pudiesen representar una clave importante para la resistencia climática.
Tal es el caso de ese estudio, que explica que, estos no son buenos o malos en sí mismos, sino que la ingeniería genética es un instrumento, que correctamente regulado y usado, puede contribuir a reducir la inseguridad alimentaria presente y futura.
4.
“Los cultivos transgénicos son seguros para los seres humanos y el medio
ambiente”
Este es uno de los puntos que más ha generado polémica desde que se hizo la primera modificación genética. Además, a día de hoy no se puede dar una respuesta concluyente.
Algunos expertos en salud han advertido que su consumo está asociado con el mayor riesgo de varios tipos de enfermedades. No obstante, hasta el momento no hay suficientes estudios que respalden esta teoría.
5.
“Los alimentos transgénicos tienen mejor sabor que los productos orgánicos”
Es cierto que los productos genéticamente modificados tienen una apariencia más deliciosa. No obstante, a nivel interno no logran superar los de origen orgánico.
Por ejemplo, las frutillas normales son de un sabor dulce e intenso y son pequeñas. Las transgénicas lucen muy frescas y son grandes, pero no tienen un sabor tan delicioso y muchas de sus propiedades se han perdido.
6.
“Los cultivos transgénicos son viables a nivel económico para los agricultores”
Al principio se pensó que habría muchas ganancias para los agricultores. No obstante, en los últimos años los precios de las semillas se han disparado debido a la protección que tienen con las patentes de las grandes compañías.
Por otro lado, la aparición de malezas resistentes a los herbicidas y las plagas ha incrementado los gastos de los agricultores. Y esto ha reducido sus beneficios económicos.
7.
“Se necesitan semillas genéticamente modificadas para alimentar el mundo”
Este es uno de los objetivos de las grandes compañías transgénicas. No obstante, muchos han demostrado que no son viables con este fin porque pueden ocasionar enfermedades en el cuerpo humano. Vale destacar que, este tema tiene muchas personas a favor y otros tantos en contra.
Más
de 24 delegados de 18 países africanos solicitaron a la Organización para la
Agricultura y la Alimentación de las Naciones Unidas no utilizar las imágenes
de pobres y hambrientos de sus regiones para impulsar una tecnología que no es
segura para la salud humana, ni para el
medio ambiente. Y mucho menos para su propio beneficio
económico.
Como
consumidores, es esencial informarse bien sobre este tipo de alimentación que
poco a poco se ha venido incorporando en el mercado. Pese
a que en muchos lugares del mundo están prohibidos, siempre es bueno
cerciorarse observando las etiquetas.
En primer lugar, los cultivos transgénicos pueden contaminar los que no están modificados genéticamente. Hasta el momento, se han registrado unos 400 casos de contaminación transgénica en todo el mundo. Así lo intenta demostrar este estudio, publicado en 2016.
En un principio, Monsanto distribuyó en el mercado semillas de larga duración, pero esta práctica se abandonó por razones e intereses comerciales internos. Al menos esta información obedece a lo leído en diferentes portales de internet.
Este estudio, resumido en esta información, publicada por Eldiario.es, expone que, la discusión sobre los organismos modificados genéticamente (OMG) es tremendamente compleja, pues no solo encierra cuestiones puramente científicas, sino que también requiere un análisis político y socioeconómico.
La ingeniería genética sigue estando por debajo de la producción convencional en el desarrollo de aquellas variedades de plantas que pueden mantener estable la agricultura frente a los cambios climáticos.
Además, la adaptación al cambio climático depende en gran parte de las prácticas agrícolas que ayudan en la conservación de la diversidad y la nutrición de los suelos.
En contraste a esta información, diversos estudios plantean que si pudiesen representar una clave importante para la resistencia climática.
Tal es el caso de ese estudio, que explica que, estos no son buenos o malos en sí mismos, sino que la ingeniería genética es un instrumento, que correctamente regulado y usado, puede contribuir a reducir la inseguridad alimentaria presente y futura.
Este es uno de los puntos que más ha generado polémica desde que se hizo la primera modificación genética. Además, a día de hoy no se puede dar una respuesta concluyente.
Algunos expertos en salud han advertido que su consumo está asociado con el mayor riesgo de varios tipos de enfermedades. No obstante, hasta el momento no hay suficientes estudios que respalden esta teoría.
Es cierto que los productos genéticamente modificados tienen una apariencia más deliciosa. No obstante, a nivel interno no logran superar los de origen orgánico.
Por ejemplo, las frutillas normales son de un sabor dulce e intenso y son pequeñas. Las transgénicas lucen muy frescas y son grandes, pero no tienen un sabor tan delicioso y muchas de sus propiedades se han perdido.
Al principio se pensó que habría muchas ganancias para los agricultores. No obstante, en los últimos años los precios de las semillas se han disparado debido a la protección que tienen con las patentes de las grandes compañías.
Por otro lado, la aparición de malezas resistentes a los herbicidas y las plagas ha incrementado los gastos de los agricultores. Y esto ha reducido sus beneficios económicos.
Este es uno de los objetivos de las grandes compañías transgénicas. No obstante, muchos han demostrado que no son viables con este fin porque pueden ocasionar enfermedades en el cuerpo humano. Vale destacar que, este tema tiene muchas personas a favor y otros tantos en contra.
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