Las tres tareas más difíciles del mundo no son hazañas físicas y
tampoco son logros intelectuales.
Son tres actos nobles:
1. Dar amor a cambio de odio,
2. acoger con tolerancia a los que piensan diferente y
3. reconocer los propios
errores.
Cuando un ser humano las practica ya es un
ser especial, aunque no
deje un invento o rompa un récord.
Al fin y al cabo, la mayor obra de arte es hacer de la propia vida
una obra maestra por el camino del amor.
Y el desafío cotidiano es amar en el instante
porque el único tesoro que tenemos es el ahora.
Como dijo un sabio: Nos quejamos de que nuestros días son muy cortos,
pero actuamos como si fueran eternos.
Solo existe el ya para vivirlo intensamente dando
gracias por las pequeñas maravillas que muchos no aprecian.
El secreto es amar la luz del sol, la caricia del
viento, el canto del pájaro, el verde de los árboles y el aleteo de una libélula.
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