Dios
creó millones y millones de ángeles y son sus servidores en un universo
infinito.
Están
a tu servicio, pero debes invocarlos ya que no pueden
violar tu libre albedrío.
Es solo si tú lo quieres.
Sabemos que para cada persona hay un ángel protector y otro
ángel guía que se comunica telepáticamente.
Sin embargo esos seres de amor y de luz no pueden evitar que
cada ser tenga aprendizajes exigentes.
Jesús tenía en su misión morir en una
cruz y ni Dios ni los
ángeles podían cambiar ese plan.
Lo que sí es cierto es que tus ángeles te ayudan e
iluminan en los tiempos aciagos cuando las penas te abruman.
Invoca,
pues, a tus dos ángeles y pide que te ayuden muchos más en momentos
especiales.
En ocasiones los ángeles toman cuerpo para salvar a alguien de
un peligro.
Créelo, ámalos y vive con ellos.
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