Está comprobado que siendo más espirituales, somos más felices y
disfrutamos del más valioso tesoro: La paz interior.
Espiritu-alidad tiene que ver con todo lo que enriquece y nutre tu espíritu y, por lo mismo, todo tu ser.
Eso pide una consciencia despierta, vibrar solo en amor y ser coherentes.
La persona espiritual ama y se ama.
Ama a Dios, lo tienes siempre presente y lo ves en todos y en todo.
De
esa comunión amorosa brotan como
lindas flores estas actitudes: compasión, comprensión, cero juicios,
servicio incondicional y unidad
con todos y con el
multiverso.
Eres libre para ser espiritual sin religión, o religioso y espiritual.
Lo triste es ser religioso y no espiritual. Es lo
que en la Biblia se llama una fe sin buenas obras. Una fe muerta.
El
humano fácilmente cae en la trampa sutil del autoengaño: digo “creo mucho en Dios y que lo
amo,” pero la vida inconsciente, ruin o mezquina va en contravía de lo
que se proclama.
Sé amoroso, consciente y coherente.
Entonces fluyes en paz y superas animoso los obstáculos sin
desesperarte.
Espiritu-alidad tiene que ver con todo lo que enriquece y nutre tu espíritu y, por lo mismo, todo tu ser.
Eso pide una consciencia despierta, vibrar solo en amor y ser coherentes.
Eres libre para ser espiritual sin religión, o religioso y espiritual.
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