Hoy
siento que debo hacer con frecuencia un autoexamen para poder comprobar si voy
por el sendero de la luz.
Los sabios desde siempre han practicado y
recomendado cultivar el autoconocimiento
para poder tener autocontrol.
Reconozco que es habitual no tenerte presente
a ti, mi Dios y mi creador, aunque
siempre estás conmigo.
Acepto
que la fe suele ser de ráfagas y no algo constante, una fe
de arrebatos ante los golpes del destino.
¡Qué falla! Una espiritualidad sin hondura y sin disciplina,
cuando me gusta o cuando siento que ya no puedo más.
¡Ay. Dios mío! Voy a cuidarme y a ser consciente de que amarte, amarme y
amar a los demás es lo unico importante.
Tomo
la sabia decisión de ordenar mis prioridades y darle primacía al espíritu y a
mi ser, no al tener ni al aparentar. Gracias, mi Señor por
tu inmensa bondad. Quiero
ser amor para poder dar amor. Elijo amarme y amar. Te amo y de acá en
adelante mi ser será lo primero.
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