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Nacimiento 24
de agosto de 1484, Sevilla
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Ordenación 1510
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Fallecimiento 17
de julio de 1566, Madrid (81 años)
Fue un
fraile dominico español, cronista, teólogo, obispo de Chiapas (Virreinato de
Nueva España, actual México), filósofo, jurista y apologista de los indígenas.
Le fue otorgado el título de "Protector de los indios" por el
cardenal Cisneros.
Siendo niño conoció a los Reyes Católicos y a Cristóbal
Colón; pues su padre, Pedro de las Casas, participó en los viajes del
almirante. En 1499 tuvo la oportunidad de conocer a un indio que había sido traído por Colón y
regalado a su padre como sirviente.
El 15 de abril de 1502, siguiendo los pasos de su padre que
había participado en el segundo viaje de Colón, llega a La Española. Durante
1503 se dedicó a extraer oro, participando en la campaña de conquista del
gobernador Nicolás de Ovando
En 1511 escuchó los comentarios del Sermón de adviento de
fray Antonio de Montesinos, el cual censuraba la conducta de los colonos al respecto
del maltrato de los indígenas: "Yo soy la voz que clama en el
desierto...". Se le negó la absolución debido a que en esa época, aún
mantenía su repartimiento.
Viaje a
Cuba y renuncia a sus repartimientos
A solicitud de Diego Velázquez, en la primavera de 1512 se
trasladó a Cuba como capellán del conquistador Pánfilo de Narváez. En 1513,
después de la matanza de Caonao,9 Narváez le cuestionó: "¿Qué parece a
vuestra merced destos nuestros españoles qué han hecho?", formulando la
pregunta como si el capitán no tuviese que ver con esas acciones. Las Casas le
respondió: "Que os ofrezco a vos y a ellos al diablo".10 Por haber
participado en las campañas, recibió un repartimiento junto con Pedro de
Rentería, en Jagua, cuyos indios trabajaban en la minería.
Como recompensa por sus acciones durante la conquista de
Cuba, en 1514 recibió un nuevo repartimiento de indios en Canarreo, junto al
río Arimao (cerca de Cienfuegos). Pero Las Casas tomó conciencia paulatinamente
de lo injusto que era el sistema y se convenció de que debía «procurar el
remedio de esta gente divinamente ordenado». El 15 de agosto de 1514, día de la
Asunción, a la edad de treinta años, pronunció un sermón en Sancti Spíritus
durante el cual renunció a sus repartimientos públicamente.
Procurador y protector universal de los indios, viaje a
Santo Domingo
En 1515 se trasladó a Santo Domingo, donde se vinculó con
los frailes dominicos. Fray Pedro de Córdoba lo envió a España en compañía de
Antonio de Montesinos para abogar por los indios; los frailes llegaron a
Sevilla el 6 de octubre, en diciembre del mismo año, lograron entrevistarse con
el rey Fernando el Católico, con el secretario Lope de Conchillos y con el
obispo de Burgos Juan Rodríguez de Fonseca, pero los resultados fueron adversos
a sus peticiones.
Debido
al fracaso, y tras la muerte del rey Fernando el Católico a principios de 1516,
Montesinos y Las Casas viajaron a Madrid para realizar nuevas peticiones al
cardenal Francisco Jiménez de Cisneros quien ejercía la regencia de la corona de
Castilla; en abril, Cisneros determinó enviar a tres frailes jerónimos para
ejercer la gobernación de La Española. Las Casas fue comisionado consejero de
los frailes y se le nombró procurador y protector universal de todos los
indios.6 Cargo similar al de Ombudsman de Suecia que fue instituido a
principios del siglo XIX.
Entrevista con Carlos I de España
En 1517, las Casas se sintió insatisfecho por la actuación
de los frailes jerónimos, pues la opresión, y esclavitud de los indígenas
persistió en La Española. En el mes de junio, decidió regresar a España para
dar cauce a sus quejas, sin embargo el cardenal Cisneros murió en el mes de
noviembre. El fraile se entrevistó con el cardenal Adriano de Utrecht, quien le
recomendó esperar una entrevista con el rey Carlos I.
En 1518
Las Casas planeó un proyecto para colonizar tierras de indios con labradores
reclutados en España. En 1519 Las Casas impugnó las acciones del fraile
franciscano Juan de Quevedo, quien había sido nombrado obispo de Santa María la
Antigua del Darién pronunciándose a favor de la esclavitud de los indígenas.
Al igual que Pedro Mártir de Anglería, en abril de 1520 Las
Casas conoció a los indígenas totonacas que fueron llevados ante la presencia
del nuevo monarca por Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo,
ambos emisarios de Hernán Cortés; un par de meses más tarde en Santiago de
Compostela el Consejo de Castilla autorizó a Las Casas llevar a cabo el
proyecto para crear una colonia pacífica en el territorio de Cumaná, para que
él aplicase sus teorías, las cuales consistían en poblar la tierra firme, sin
derramar sangre y anunciar el evangelio, sin estrépito de armas.
Volvió a las Indias en 1520, intentando poner en marcha su
encomienda, siempre en contra de la esclavitud de los indios, el proyecto
fracasó porque en su ausencia los indios se rebelaron. Desengañado, entró en la
Orden de Santo Domingo, quienes por entonces estaban elaborando una reflexión
sobre el derecho en la Escuela de Salamanca, criticando muchos aspectos de la
colonización de América y entre ellos el sistema de encomiendas. A partir de
1521 se retiró para dedicarse al estudio de la teología, la filosofía y el
derecho canónico y medieval, y comenzó a escribir su Historia de las Indias.
En 1535
regresa a América donde intenta de nuevo un programa de colonización pacífica
en Guatemala, donde obtiene un relativo éxito; vuelve de nuevo a España en 1540
y en Valladolid, visita de nuevo al rey Carlos I. Éste, prestando oídos a las
demandas de Las Casas y a las nuevas ideas del derecho de gentes difundidas por
Francisco de Vitoria, convocó al Consejo de Indias, en las que se conocen como
Juntas de Valladolid o Comisión de Valladolid.
Como consecuencia de lo que se discutió, se promulgaron el
20 de noviembre de 1542 las Leyes Nuevas. En ellas se prohibía la esclavitud de
los indios y se ordenaba que todos quedaran libres de los encomenderos y fueran
puestos bajo la protección directa de la Corona. Se disponía además que, en lo
concerniente a la penetración en tierras hasta entonces no exploradas, debían
participar siempre dos religiosos, que vigilarían que los contactos con los
indios se llevaran a cabo en forma pacífica dando lugar al diálogo que
propiciara su conversión. A finales de ese mismo año terminó de redactar en
Valencia su obra más conocida, Brevísima relación de la destrucción de las
Indias, dirigida al príncipe Felipe (futuro Felipe II), entonces encargado de
los asuntos de Indias.
Se le ofreció el obispado de Cuzco, importantísimo en aquel
momento, pero Las Casas no aceptó, aunque sí aceptó el obispado de Chiapas en
1543, con el encargo de poner en práctica sus teorías. Residió allí durante dos
años para regresar definitivamente a España en 1547. Durante su obispado en
Chiapas residió en la Ciudad Real de Chiapas, hoy llamada San Cristóbal de las
Casas en su honor.
Renunció a su obispado y continuó con su labor de defensa de
los indios hasta su muerte, lo que le valió ser conocido como el Apóstol de los
Indios. En Valladolid, entre 1550 y 1551, mantuvo una polémica con Juan Ginés
de Sepúlveda («La controversia de Valladolid») sobre la legitimidad de la
conquista, se discute quién ganó esta controversia, ya que ambos se
consideraron ganadores, sin embargo los trabajos de Ginés de Sepúlveda no
obtuvieron autorización para ser publicados. Bartolomé de Las Casas murió en
Madrid en 1566.
En el año 2000 la Iglesia Católica dio inicio al proceso de
beatificación.
Pensamiento Político y Jurídico
Junto con Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas es
considerado uno de los fundadores del derecho internacional moderno14 y un gran
protector de los indios y precursor de los derechos humanos junto al jesuita
portugués António Vieira. Aunque desde perspectivas opuestas, tanto él como
Vitoria se ocuparon del problema alrededor del cual emergió el derecho de
gentes en la época moderna: la definición de las relaciones entre los imperios
europeos y los pueblos del llamado "Nuevo Mundo". Esta tarea requería
de la creación de un marco jurídico suficientemente amplio como para ser válido
al mismo tiempo para europeos y aborígenes. La tradición legal que fue usada
para tal fin fue precisamente la del derecho natural, la cual fue tomada del
derecho medieval y la filosofía estoica. De las Casas consideró que los
indígenas tenían uso de razón, tanto como los antiguos griegos y romanos, y que
como criaturas racionales eran seres humanos. Como tales, los indígenas estaban
cobijados por el derecho natural y eran titulares de los derechos a la libertad
y a nombrar sus autoridades.
Su
contribución a la teoría y práctica de los derechos humanos puede apreciarse en
su "Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias", el cual, por
ser escrito a mediados del siglo XVI, constituye el primer informe moderno de
derechos humanos. En él describe las atrocidades a las que fueron sometidos los
indígenas de las Américas por los conquistadores españoles. Un párrafo puede
dar una idea de los hechos que narra este libro: "Otra vez, este mesmo
tirano fue a cierto pueblo que se llamaba Cota, y tomó muchos indios he hizo
despedazar a los perros quince o veinte señores y principales, y cortó mucha
cantidad de manos de mujeres y hombres, y las ató en unas cuerdas, y las puso
colgadas de un palo a la luenga, porque viesen los otros indios lo que habían hecho
a aquellos, en que habría setenta pares de manos; y cortó muchas narices a
mujeres y a niños".
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