Toma una decisión vital: meter el
pasado en una caja fuerte y arrojar la clave al mar.
Elige vivir en el ahora y di muy convencido: Hoy salgo
de las oscuras cavernas del odio y del rencor.
Elijo perdonarme y perdonar de corazón con el poder de Dios que actúa
en mí. Me libero.
El ayer
no seguirá condicionando mi presente y veré a los que me hicieron daño como
hijos de Dios en la inconsciencia.
El pasado ya se fue y es insensato
volver a él y
amargarme con hechos que necesitaba vivir.
Si los
viví es porque requería
aprender perdón, aceptación, fe o una firme determinación.
Hoy lo
veo claro, doy gracias por el aprendizaje y soy capaz de cambiar el odio por perdón.
Lo hago por mi propia felicidad, controlo mi mente y la enfoco
solo en el ahora.
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