Nosotros somos pequeñas arañas con 6
patas que nos sostienen
(sí, ya sé que las arañas tienen 8 patas…), todas y cada una de ellas son igual
de importantes. Son nuestros
cimientos y aquello que nos sostiene en pie y nos ayuda a caminar hacia
delante.
Y de cara a todas las patas, recuerda
que siempre te hará más feliz la calidad que la cantidad.
Primera pata: Amistad
Es importante que cuidemos a nuestras
amistades
así como que nos aseguremos de que ellas nos cuidan a nosotros. No dejes que te coma el orgullo
pero tampoco pises tu
dignidad. Haz esfuerzos por los que se lo merecen y aprende a decir que
no cuando sea pertinente. No
dejes que se te suban a la chepa pero tampoco te subas tú. Y sobre todo,
saca a las amistades tóxicas fuera de tu vida YA. Sobre cómo detectarlas ya
hablaremos en otro artículo porque este tema realmente da mucho que hablar.
En
conclusión, mira a tu
entorno, descubre quiénes son realmente tus amigos, con quién pasas
tiempo de calidad (ojo! Eso no significa hacer siempre cosas interesantes, significa hacer en cada momento
lo que te apetece) y disfruta. Siempre tiene que haber un rato para un amigo.
Segunda pata: Amor
Porque a todos nos gusta sentirnos
queridos y deseados.
Porque nos gusta que nos admiren, piropeen, cuiden, protejan… no digo que sea
obligatorio tener pareja, pero digo que como instinto siempre tendemos a tener
a alguien en mente.
Si tienes pareja, cuídala y compréndela. La base de una pareja estable es
la paciencia y una buena comunicación, por ello no sólo es importante
cultivar estas dos virtudes sino que me he dado cuenta de que los pequeños
esfuerzos, son las herramientas más potentes en una relación.
Consejo:
un día que vengas enfadado y sólo tengas ganas de despotricar, en vez de
hacerlo al ver a tu pareja, en vez de querer verter todo lo que llevas dentro
sobre ella, prueba a
callarte y a intentar canalizarlo tú sólo (recuerda que existe una gran
diferencia entre contar una situación y “vomitar” un problema, siendo ambas la
misma historia, una solo aporta información y la segunda emociones negativas).
Sales del trabajo, y en esa pata se debe quedar. Ahora estás en la pata del “amor”. ¿Por qué
extiendes la infección de una pata a otra? Eso sólo te debilita. Si consigues no soltarlo, al
final del día te darás cuenta de que si hubieras soltado todo sólo hubieras
conseguido extender el mal rollo también a tu tarde y a tu cena. Te
recomiendo que leas este breve cuento que leí hace poco sobre el tema, me
encantó.
Tercera pata: Tú
Muchas veces estamos tan pendientes de
lo que pasa a nuestro alrededor que nos olvidamos de nosotros mismos. Cuando hablo de tú me
refiero a: salud física, salud mental, cuidados físicos y satisfacción
personal.
El
aspecto que tenemos por fuera en muchas ocasiones coincide con nuestro estado
interno. Cuídate, dedícate
a ti, haz cosas que te apetezcan hacer. Que no te importe ser juzgado o
no tener compañero de batalla. Todos los días deberías dedicar por lo menos 30
minutos a hacer algo para ti, algo que a tí y sólo a ti te haga ilusión. Me da
igual que sea una ducha de 30 minutos, que sacar tiempo para rizarte el pelo,
que lavar el coche y dejarlo como los chorros del oro, ver Walking Dead o ir al
Museo Botánico. Pero
siempre dedícate un rato, no es justo que dediquemos tanto tiempo a los demás y
tan poco a nosotros mismos.
Salud física y mental: el deporte ayuda
muchísimo a la salud física y mental, es duro concienciarse, es duro ponerse
las zapatillas o salir a correr o ir al gimnasio, es duro ver cómo los segundos
pasan lentamente en la máquina de correr mientras tu agotamiento aumenta
exponencialmente. Pero después, una vez logrado el reto, todo son beneficios:
bienestar físico, mejor descanso, eliminación de grasas, bienestar mental,
salud cardíaca, sensación de felicidad… tengo una amiga que siempre que se va
al gimnasio me dice: “me voy a por mi droga de la felicidad!”, y oye, ¡qué gran
verdad!
Y con respecto a la satisfacción
personal:
ponte retos realistas y alcanzables, cumple con tu palabra contigo mismo y con
los demás, ponte retos a corto plazo para que puedas ir viendo resultados y
motivándote. No te dejes llevar, no eres una hoja y el viento no te sopla. Tú
marcas los pasos de tu vida, así que adelante ¡a caminar!
Cuarta pata: Familia
Y
cuando por fin salimos de la fase teenager en la que sólo nos importa, fumar,
salir, beber, ligar y hacer todo aquello a lo que nos digan que no. Cuando nos
damos cuenta de que no somos el ombligo del mundo y del gran soporte que
representan nuestros padres en nuestras vidas, cuando todo esto pasa por fin
nos damos cuenta de lo importante que es la familia.
Cuídales. Padres, hermanos, tíos,
abuelos… y
es que en todas las familias cuecen habas, y eso ya lo sabemos todos. Pero cómo
nos gusta quejarnos! “son pesados, llaman mucho, critican mucho, opinan de lo
que no deben…” blablablá y más críticas, pero cuando estamos en el hospital,
¿quiénes son los primeros en visitarnos?, cuando estamos en paro, ¿quiénes son
los que nos dan propinillas como si volviéramos a la infancia?, cuando tenemos
un problema, ¿quiénes son los primeros en buscar soluciones? La familia,
aquella que siempre está y que ya por eso ignoramos. Aquello que pensamos que
no podemos perder, que no siente ni padece. Aquellos a los que no dedicamos el
tiempo que se merecen.
Les
recomiendo: ¿por qué no les das una oportunidad? Pasar un viernes por la tarde
un sábado por la tarde en familia, ¡oh! Lo impensable! Pues prueba y quizás los
sorprendas de lo queridos que te sientas, de lo mucho que aporta y de que no
hay nada más incondicional. Es
una pata muy importante que solemos tener infravalorada, sólo cuando perdemos
familiares nos damos cuenta de que eran piezas de tu familia que poco a poco va
disminuyendo.
Quinta pata: Vida profesional
Siempre
he creído que trabajar de lo que nos gusta y disfrutar en el trabajo era
fundamental, pero desgraciadamente esto no siempre es así. Veo a diario miles
de historias de despidos, personas insatisfechas con sus trabajos, o con el
camino que escogieron, empleadores que tienen empleados desmotivados y personas
que sólo trabajan porque si no vivirían debajo de un puente.
Piensa, ¿qué te gusta?,¿qué te
inquieta?, ¿estás motivado en tu trabajo?
Pasamos
2/3 de nuestra vida trabajando. Si el día tiene 24 horas, normalmente 9
trabajamos y 8 dormimos, lo que nos deja con 7 horas de ocio. De las cuales
mínimo 1 perdemos en traslados. Echa cuentas y piensa, ¿cómo inviertes tus
horas?
Estoy cansada de escuchar “es que yo
debería haber estudiado Bellas Artes”, “es que estoy haciendo esto porque no me queda
otra pero en realidad me gustaría trabajar de esto otro”, “me gustaría cambiar
de trabajo pero no me atrevo, soy muy mayor ya”. ¿Por qué?
Yo no digo que te lances al vacío y lo
dejs todo. Digo que siempre hay alternativas y que vida no hay más que una,
¿por qué dedicarla a algo que no te hace feliz?
Sexta pata: Ocio
Trabajamos,
ganamos dinero, pagamos hipotecas o alquileres, gastos de luz, agua… pagamos el
móvil, la comida, el seguro, medicinas… pagamos y pagamos.
Como
dice muy sabiamente José Mujica, Presidente de Uruguay, “cuando compras con plata, no estás comprando con
plata, estás comprando con el tiempo de tu vida que tuviste que gastar para
tener esa plata”.
Si
te das cuenta, cuando no nos cuidamos o no nos dedicamos pequeños momentos de
ocio, simplemente estamos
viviendo para trabajar. Por eso es importante que aprendamos a disfrutar
de nuestro ocio para hacer cosas que nos gusten con las personas que queremos.
Igual
que necesitas motivarte, hacer deporte, sentirte querido… la diversión es algo muy
importante. Reírnos hasta llorar, por cosquillas, humor tonto o porque
alguien se ha caído. Por una batallita graciosa o por cómo tu amigo habla de su
vida. Sal de casa, comparte, ríete, disfruta de tu ciudad, de las personas, de
los olores, de los sabores… ¡conoce! Enriquécete con todo lo que la vida te
ofrece. Valora tu tiempo libre como algo sagrado y único, tiempo que puedes
compartir o no pero tiempo que tienes que dedicar a hacer lo que realmente te
apetezca. ¡Saborea la
vida!
Recuerda que el hecho de que una
enferme o tenga un pequeño esguince no significa que el resto de patas también
se tambaleen. Para
eso tienes 6, para que
siempre pueda haber patas que hagan la cobertura cuando las otras lo necesiten.
No extiendas tu infección a las demás y cuida a todas, con cariño y con la
mayor delicadeza porque siempre que una esté herida, te quedarán las demás para sostenerte.
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