Cada cinco segundos desaparece un área de bosque del
tamaño de un estadio de fútbol. ¡Qué horror!
Esto significa que cuando
nuestros nietos sean adultos tal vez no haya bosques sobre la tierra, y sólo
los conozcan en fotos o en videos.
Tenemos que amar y cuidar este planeta en lugar de
convertirlo en un árido desierto, sin aire, sin agua y sin verdor. Y uno de los caminos para practicar la
Ecología es ahorrar agua,
no contaminar el aire y sembrar árboles.
Pero hay algo todavía más urgente: debemos acabar con el consumismo desaforado que nos convierte en compradores compulsivos.
No nos dejemos manipular por una publicidad que multiplica las "necesidades
innecesarias", como denunciaba Bernard Shaw. Aunque no sea fácil, tenemos que aprender a decir
"eso no lo necesito", y dejar de ser esclavos de la moda y las marcas.
Asumamos algún compromiso para que la Ecología no se quede en palabras.
La Ecología no es una afición, es un desafío antes de que
sea demasiado tarde.
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