Decía John Lennon que vivimos en un mundo en el que
nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena
luz del día.
Vivimos en un mundo donde vibra mas fuerte un teléfono que un corazón.
Vivimos en un mundo en el que la comida está repleta de químicos, mientras un jabón contiene cereales, miel y vitaminas.
Vivimos en un mundo donde los televisores son más delgados y la gente más gorda.
Vivimos en un mundo donde los teléfonos son más inteligentes que sus dueños.
Vivimos en un mundo donde pintar un graffiti es un delito y matar un toro es arte.
Vivimos en un mundo donde la forma de vestir se valora más que la de pensar.
Vivimos en un mundo donde una pizza llega más rápido que la policia, o un taxi llega antes que una ambulancia.
Vivimos en un mundo donde los animales son mejores amigos que las personas.
Vivimos en un mundo donde no se intentan solucionar los problemas, sino convivir con ellos.
Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el difunto y donde el festejo de una boda es más importante que el amor.
Vivimos en un mundo donde las redes sociales están llenas de fotos felices y gente triste.
Vivimos en un mundo en el que se le exige más a un futbolista que a un político.
Estamos convencidos de que ese mundo es el que nos ha tocado vivir, sin reflexionar sobre el hecho de que cada uno tiene el poder de vivir en el mundo que elija y no en el que le toca. Tú decides el mundo que quieres tener. Tienes el poder de cambiar el tuyo y, por ende, el de aquellos que te rodean.
Aquí NADA es imposible. LO IMPOSIBLE, sólo tarda un poco más.
Vivimos en una época donde quieren que los sacerdotes se casen y que los casados se divorcien.
Encontrar el amor de tu vida cada tres meses es admirable, cumplir bodas de plata es considerado la estupidez más grande de tu vida.
Una madre presta más atención a su celular que al crecimiento social y educativo de su hijo.
Quieren que los heterosexuales tengan relaciones sin compromiso.
Que las mujeres se vistan como hombres y asuman papeles masculinos y que los hombres se conviertan en “frágiles” como mujeres.
Un niño con sólo cinco o seis años de vida tiene derecho a decidir si vive con su padre o madre o con quién decida el juez familiar por el resto de su vida, pero un menor de dieciocho años no puede responder por sus crímenes.
No hay turnos para los pacientes en los hospitales, pero hay incentivos y patrocinio para quien quiere hacer cambio de sexo o abortar.
Hay un acompañamiento psicológico para corregir a los hijos, cuando la disciplina familiar es perseguida por la ley para preservar los valores familiares.
Estar a favor de la familia y la religión es dictadura, pero ofender a alguien es libertad de expresión.
Ser delincuente es un privilegio para las actuales leyes, mientras un ciudadano que protege su vida y sus bienes es castigado por la "justicia" por exceso en la legítima defensa.
Trabajar honradamente es sinónimo de estupidez y debilidad, mientras robar impunemente como representante de los ciudadanos es aplaudido y ovacionado.
Si esto no es el fin de los tiempos, debe ser el principio del fin. Paren el mundo que me quiero bajar.
Vivimos en un mundo donde vibra mas fuerte un teléfono que un corazón.
Vivimos en un mundo en el que la comida está repleta de químicos, mientras un jabón contiene cereales, miel y vitaminas.
Vivimos en un mundo donde los televisores son más delgados y la gente más gorda.
Vivimos en un mundo donde los teléfonos son más inteligentes que sus dueños.
Vivimos en un mundo donde pintar un graffiti es un delito y matar un toro es arte.
Vivimos en un mundo donde la forma de vestir se valora más que la de pensar.
Vivimos en un mundo donde una pizza llega más rápido que la policia, o un taxi llega antes que una ambulancia.
Vivimos en un mundo donde los animales son mejores amigos que las personas.
Vivimos en un mundo donde no se intentan solucionar los problemas, sino convivir con ellos.
Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el difunto y donde el festejo de una boda es más importante que el amor.
Vivimos en un mundo donde las redes sociales están llenas de fotos felices y gente triste.
Vivimos en un mundo en el que se le exige más a un futbolista que a un político.
Estamos convencidos de que ese mundo es el que nos ha tocado vivir, sin reflexionar sobre el hecho de que cada uno tiene el poder de vivir en el mundo que elija y no en el que le toca. Tú decides el mundo que quieres tener. Tienes el poder de cambiar el tuyo y, por ende, el de aquellos que te rodean.
Aquí NADA es imposible. LO IMPOSIBLE, sólo tarda un poco más.
Vivimos en una época donde quieren que los sacerdotes se casen y que los casados se divorcien.
Encontrar el amor de tu vida cada tres meses es admirable, cumplir bodas de plata es considerado la estupidez más grande de tu vida.
Una madre presta más atención a su celular que al crecimiento social y educativo de su hijo.
Quieren que los heterosexuales tengan relaciones sin compromiso.
Que las mujeres se vistan como hombres y asuman papeles masculinos y que los hombres se conviertan en “frágiles” como mujeres.
Un niño con sólo cinco o seis años de vida tiene derecho a decidir si vive con su padre o madre o con quién decida el juez familiar por el resto de su vida, pero un menor de dieciocho años no puede responder por sus crímenes.
No hay turnos para los pacientes en los hospitales, pero hay incentivos y patrocinio para quien quiere hacer cambio de sexo o abortar.
Hay un acompañamiento psicológico para corregir a los hijos, cuando la disciplina familiar es perseguida por la ley para preservar los valores familiares.
Estar a favor de la familia y la religión es dictadura, pero ofender a alguien es libertad de expresión.
Ser delincuente es un privilegio para las actuales leyes, mientras un ciudadano que protege su vida y sus bienes es castigado por la "justicia" por exceso en la legítima defensa.
Trabajar honradamente es sinónimo de estupidez y debilidad, mientras robar impunemente como representante de los ciudadanos es aplaudido y ovacionado.
Si esto no es el fin de los tiempos, debe ser el principio del fin. Paren el mundo que me quiero bajar.
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