Aforismo
es una declaración u oración que pretende expresar un principio de manera
concisa, coherente y en apariencia definitiva.
Dios
hizo al hombre. El hombre hizo el bien y
el mal.
Las leyes humanas son una pequeña copia de las Leyes Divinas. Posiblemente, la que más se acerque sea la del perdón incondicional. El bien y el mal fue creado por el hombre obedeciendo a sus conveniencias, fijándose límites de conducta, concediendo a sus dioses el don de premiar o castigar en una vida más allá de la muerte. Con algunas variantes, los legisladores redactaron sus códigos morales en nombre de Dios. Cuando llegaron los Maestros para poner orden en ese caos de creencias y conductas, fueron despreciados primero e interpretados después, a conveniencia de la doctrina cívico-religiosa dominante en aquel momento. Cuando el individuo se desembaraza de los conceptos, las reglas, los ritos, y acepta la Verdad en su corazón, vuela tan alto que ninguna Escritura le alcanza, porque la Sabiduría libera de las cadenas ficticias forjadas por la Sociedad por y para sus servidores, esclavos fieles de las obras muertas.
Da todo
lo que poseas y acepta cuanto te den.
Vivimos apegados a las personas y cosas que nos rodean. La propiedad es parte fundamental de nuestra propia estima. Dar y ser más pobre parecen equivalentes. Entregar lo que poseemos es desprendernos del orgullo, la agresividad, la manipulación del poder y muchas cargas pesadas que soportamos, a veces dolorosamente, sin hacer el menor gesto para desembarazarnos de ellas. Aceptar lo que la vida nos da, es abandonar la protesta por lo que nos sucede, la indignación por lo que nos hacen los demás, decir no a las propuestas manipuladoras que se nos presentan. Dice el Evangelio: "Da todo cuanto tienes y sígueme". Vamos a desprendernos de nuestros egos y aceptemos en su totalidad el mensaje de alegría y optimismo que la vida nos ofrece cada día.
Sea
cual sea el camino que escojas, recuerda que hay tras de ti algo poderoso que
te ayuda a seguirlo.
A veces nos preguntamos
donde estamos y qué nos ha llevado hasta este punto del espacio. Nos ayudaría
saberlo, pensar en una mano poderosa que maneja los complicados hilos del
tejido de nuestras vidas y que, en su sabiduría, nos sitúa en el sitio correcto
y en el momento correcto. Tengamos presente en nuestro pensamiento que, donde
quiera estemos y cualquier cosa que hagamos, estaremos dando nuestra
contribución especial a la Obra Universal, a la Fraternidad, que labora para
llevar a todos los hombres hacia el Amor, la Tolerancia y la Voluntad, para
proseguir camino de la Eternidad, oscura y perpetua ambición humana.
Las leyes humanas son una pequeña copia de las Leyes Divinas. Posiblemente, la que más se acerque sea la del perdón incondicional. El bien y el mal fue creado por el hombre obedeciendo a sus conveniencias, fijándose límites de conducta, concediendo a sus dioses el don de premiar o castigar en una vida más allá de la muerte. Con algunas variantes, los legisladores redactaron sus códigos morales en nombre de Dios. Cuando llegaron los Maestros para poner orden en ese caos de creencias y conductas, fueron despreciados primero e interpretados después, a conveniencia de la doctrina cívico-religiosa dominante en aquel momento. Cuando el individuo se desembaraza de los conceptos, las reglas, los ritos, y acepta la Verdad en su corazón, vuela tan alto que ninguna Escritura le alcanza, porque la Sabiduría libera de las cadenas ficticias forjadas por la Sociedad por y para sus servidores, esclavos fieles de las obras muertas.
Vivimos apegados a las personas y cosas que nos rodean. La propiedad es parte fundamental de nuestra propia estima. Dar y ser más pobre parecen equivalentes. Entregar lo que poseemos es desprendernos del orgullo, la agresividad, la manipulación del poder y muchas cargas pesadas que soportamos, a veces dolorosamente, sin hacer el menor gesto para desembarazarnos de ellas. Aceptar lo que la vida nos da, es abandonar la protesta por lo que nos sucede, la indignación por lo que nos hacen los demás, decir no a las propuestas manipuladoras que se nos presentan. Dice el Evangelio: "Da todo cuanto tienes y sígueme". Vamos a desprendernos de nuestros egos y aceptemos en su totalidad el mensaje de alegría y optimismo que la vida nos ofrece cada día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios