No eres quien crees que eres, ni lo que demás dicen que eres. Tú eres quién eres.
Tú no eres tú trabajo, ni tus títulos, ni tus posesiones, ni tus opiniones, ni los roles que ocupas en la vida.
Tú eres ese niño que miraba la vida con asombro y con infinitas posibilidades y que ha venido a este mundo a cumplir una misión que Dios te ha trazado en la vida.
Los títulos y los bienes materiales van y vienen, pero nunca puedes perder la belleza de saber quién eres realmente. Es muy fácil que las externalidades de la vida oscurezcan tu verdadero yo.
Puedes quedar atrapado en ti mismo en medio de cosas sin importancia, perdiendo de vista tu verdadera naturaleza, olvidando todo tu potencial y olvidando que tienes la misión de dejar este mundo mejor de lo que lo encontraste.
Tú no te puede describir completamente en unas pocas palabras o con unas pocas imágenes.
Lo que tienes, tu apariencia, lo que piensas y lo que haces, son cosas que sí importan, pero, lo que más importa es conocerte bien y saber cuál tu verdadero yo.
Reconoce, acepta y busca la verdad de lo que habita en lo más profundo de ti. En lugar de estar atado a títulos, apellidos y bienes materiales, vive en paz y armonía como sinceramente sabes que eres tú.
Y procura cumplir tu misión
Tú no eres tú trabajo, ni tus títulos, ni tus posesiones, ni tus opiniones, ni los roles que ocupas en la vida.
Tú eres ese niño que miraba la vida con asombro y con infinitas posibilidades y que ha venido a este mundo a cumplir una misión que Dios te ha trazado en la vida.
Los títulos y los bienes materiales van y vienen, pero nunca puedes perder la belleza de saber quién eres realmente. Es muy fácil que las externalidades de la vida oscurezcan tu verdadero yo.
Puedes quedar atrapado en ti mismo en medio de cosas sin importancia, perdiendo de vista tu verdadera naturaleza, olvidando todo tu potencial y olvidando que tienes la misión de dejar este mundo mejor de lo que lo encontraste.
Tú no te puede describir completamente en unas pocas palabras o con unas pocas imágenes.
Lo que tienes, tu apariencia, lo que piensas y lo que haces, son cosas que sí importan, pero, lo que más importa es conocerte bien y saber cuál tu verdadero yo.
Reconoce, acepta y busca la verdad de lo que habita en lo más profundo de ti. En lugar de estar atado a títulos, apellidos y bienes materiales, vive en paz y armonía como sinceramente sabes que eres tú.
Y procura cumplir tu misión
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