Convivir
de manera sana con tu gato es vital para que vuestra relación sea duradera y
tanto humano como animal seáis felices. Para que todo fluya, es básico conocer ciertas
costumbres, rasgos del carácter y características intrínsecas a los felinos
domésticos. De este modo, sabremos si cuando nuestra mascota se va ella
sola a una habitación de la casa para estar en soledad es conveniente acompañarla o no o entender por qué
no debemos forzar el contacto con otras personas, animales o incluso con
nosotros mismos.
Algunas pinceladas
Entendemos
que quieres darle todos las caricias del mundo a tu gatito y no hay nada malo
en ello sino todo lo contrario, pero tienes que entender que igual que hay
personas que adoran el contacto y hay otras que prefieren que no le toquen una
determinada parte de su cuerpo o directamente lo evitan o lo consienten
en determinadas circunstancias y sin mucha efusividad, a tu gato puede no
gustarle que le acaricies la tripa, le toques la cola, las patas y que le cojas
en brazos. Por lo general, los
gatos admiten de buen grado que se les acaricie bajo el mentón, detrás de las
orejas y por delante. Importante: si tu minino aplana las orejas y
empieza a gruñir o bufar al tiempo que da latigazos con la cola, te está diciendo que lo dejes en
paz.
Además del cariño, para que tu gato y tú seáis muy
felices deberás jugar con
él. El juego
generará unos lazos de amistad muy estrechos y de paso a él lo mantendrá ágil y sano. A
ti te puede ayudar a desconectar de los asuntos y prisas del día y seguro que
te dará mucha alegría ver al animal motivado. Para jugar con tu colega, hazte con juguetes específicos
de gatos. Si es
bebé no juegues con él con las manos o los pies o lo pagarás caro cuando sea
adulto. Lo que ocurre en estos casos es que el animal interioriza que
tus manos, tus pies o tus piernas en movimiento forman parte del juego y cuando
crece seguirá pensando lo mismo y al más mínimo gesto los morderá. Cuando esta costumbre se arraiga
en su comportamiento es muy complicado revertirla.
Si quieres jugar con el gato, no uses las manos sino
juguetes especialmente diseñados para felinos como cañas de pescar, ratoncitos…
así evitarás posibles arañazos y mordeduras en manos y pies. Si le vas a lanzar
un juguete, hazlo en una trayectoria que se aleje de él para que pueda cazarlo
no golpeándole el cuerpo o acercándoselo a la cara. En la naturaleza las presas no se acercan de esa
manera y el minino podría asustarse.
A la
hora de educarle, no le pegues ni grites o el gato acabará por adoptar una
actitud defensiva e incluso cogerte miedo. “La mejor educación se basa en crear
las condiciones para que el gato actúe de la forma correcta y entonces
premiarlo”, afirma Gabriella Tami, doctora en Veterinaria y máster en
Etología.
Si
quieres que vaya a tu lado, dale tiempo y espacio. Los gatos se suelen
acercar más fácilmente a las personas que no les persiguen, atosigan, gritan o
miran fijamente.
Acarícialo
en un lugar espacioso donde pueda moverse sin tener pasos bloqueados para que
no se asuste ni se sienta acorralado. Espera que él vaya a ti y luego
dale una buena ración de mimos. A muchos gatos no les gusta que le toquen la
panza, las patas o la cola así que si aún no tienes muy claros los gustos de tu
mascota, es mejor que le acaricies zonas seguras como por delante, detrás de
las orejas y bajo el mentón.
Es
de vital importancia no molestar al animal cuando está durmiendo o despierto
pero descansando. “Esta norma es aún más importante si al gato, ni
despierto, le gustan las caricias”, comenta Gabriella Tami, doctora en
Veterinaria y máster en etología.
Si
le molestas mientras hace sus necesidades puede que el gato deje de usar la
bandeja. No querrás eso, ¿verdad?
No
le tires de la cola, es una parte esencial del gato que le sirve para
mantener el equilibrio y para comunicarse con otros gatos y contigo. Además, es
una zona muy delicada de su cuerpo.
Si
no sabes si a tu gato le gusta que lo cojas en brazos, mejor ni lo
intentes. Muchos felinos prefieren estar con las patas en el suelo. Ni se te
ocurra levantarlo por la piel del cuello tal y como hace su madre cuando es
cachorro, no le gusta.
Si
el gato aplana las orejas, empieza a bufar o gruñir a la vez que da latigazos
con la cola, mejor déjalo tranquilo, se calmará por su cuenta.
Cuenta
con algún rincón en alto. A los gatos les suele gustar estar en alto y ver todo
lo que se cuece a su alrededor mientras se sienten seguros. Buenas ideas
para lograr esto es colocar baldas lo suficientemente estables para que el
felino pueda subirse y comprarle una plataforma con varios niveles por la que
pueda trepar.
Respeta
su carácter independiente. Los gatos son seres solitarios por naturaleza,
que no es lo mismo que no vivan felices junto a sus humanos ni necesiten su
cariño. Teniendo en cuenta este carácter independiente, jamás fuerces el contacto con él ni entre
él y otros animales, tampoco su intensidad.
Cuantos
menos cambios, mejor. Los gatos son muy territoriales y los cambios de
casa u otros espacios los suelen estresar. Si vas a pasar pocos días fuera de
tu hogar, es más recomendable que no vaya contigo y que dejes a alguna persona
de confianza y conocida encargada de su cuidado. Si tu ausencia va a ser más
larga, llévatelo.
Dispón
de algún espacio al que pueda retirarse solo. Cada gato necesita un
determinado número de horas al día para estar solo. Asegúrate de que en casa
tienes un espacio para que él pueda hacer su particular retiro felino.
Permite
que rasque. ¡Pero no en el mobiliario de la casa! Hazte con los
rascadores más adecuados para él, no a todos los gatos les gustan los mismos
modelos, también hay algunos que adoran arañar un felpudo normal y corriente…
La conducta de rascar la lleva en la sangre y le sirve para dejar marcas
olfativas y visuales en el territorio, estirarse y tonificar los músculos y
poner a punto sus garras. Eso sí, tendrás que enseñarle a que rasque en los
objetos dispuestos para ello, no lo va a hacer porque sí.
Sigue
jugando con él aunque sea mayor. Nunca dejes de lado las buenas
costumbres porque el minino vaya cumpliendo años. Pasa como con los humanos,
cuanto más activos seamos a lo largo de nuestras vidas, de mejor salud
gozaremos. Además, el
juego estrecha lazos entre personas y animales. ¡Todo son ventajas!
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