Hay
una profunda diferencia entre la aceptación y la resignación: la primera es
activa y alegre, y la segunda es pasiva y amargada.
En este sentido, como decía Lao Tse, aceptar algo con amor es
practicar una conformidad inteligente:
"Conformarse
es ser realista y formarse con los hechos, aprender de ellos y actuar con
flexibilidad y ductilidad".
Conformarse o aceptar algo es adaptarse a las personas y la realidad en lugar
de estrellarse contra ella o resignarse.
Cuando sabes serenarte y pides luz a Dios, ves los problemas de otra manera y no sucumbes a
las contingencias o las apariencias.
La
sabiduría te da calma y cautela, la sabiduría te muestra que, aún lo
peor, tiene sus facetas positivas y valiosas.
Los hechos mejoran, no cuando te rebelas o te resignas, sino cuando los aceptas y los
transformas con la magia del amor.
El
secreto está siempre en el equilibrio y en la paciencia.
No es fácil cuando el dolor es intenso, pero el amor y la fe nunca te defraudan.
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