Varios estudios han demostrado
que tendemos a asociar las caras enfadadas con el sexo masculino y las caras
felices con el sexo femenino.
Estudio 1
A una serie de sujetos se les mostraron fotografías retocadas por
ordenador para mostrar rostros andróginos (rostros en los cuales es difícil
identificar el sexo) con distintas expresiones emocionales. Algunos de estos
rostros mostraban expresiones de enfado con las cejas caídas y los labios
apretados. Otros rostros mostraban expresiones de alegría a través de sonrisas
y cejas en alto.
La función de los sujetos
consistía únicamente en identificar cuál era el sexo de las personas de las
fotografías. Los resultados mostraron que los rostros andróginos con expresiones de
enfado eran más frecuentemente identificados como hombres. Por el contrario los rostros
felices tendían a ser identificados como mujeres.
Estudio 2
En otro estudio similar se
mostraron fotografías de hombres y mujeres con distintas emociones. A diferencia del
estudio anterior, aquí el sexo de las fotografías era fácilmente identificable,
se trataba de imágenes de
hombres y mujeres sin ninguna alteración.
Los investigadores trataron de averiguar la rapidez con la que los
sujetos identificaban el sexo dependiendo de la expresión emocional. Los resultados mostraron que
todos los sujetos identificaban de forma más rápida los rostros masculinos
enfadados.
Tradicionalmente hemos asociado las facciones masculinas con frentes amplias
y mandíbulas prominentes. Por
el contrario los rostros femeninos tienden a ser redondeados y a tener los ojos
más grandes. La asociación de ambos sexos con estos rasgos sigue
teniendo vigencia a día de hoy y todos de alguna manera los llevamos implícitos
en nuestro inconsciente.
Sin embargo, según estos estudios las facciones de la cara no es lo
único que nos aporta información sobre el sexo de la persona que tenemos
enfrente. Las expresiones
emocionales también son una fuente de datos importante que nos ayuda a
identificar el rostro de las personas cuando las observamos de forma breve.
Siempre que leo uno de estos estudios me gusta encontrarle el sentido
evolutivo a los resultados. Creo
que el hecho de asociar los rostros masculinos con las expresiones de enfado
supone una ventaja para nuestra supervivencia, porque son los hombres
los que libran las batallas de guerra.
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