Los sentimientos y sensaciones que producen el hecho de
enfrentarse a una pandemia como ha sido el coronavirus es el campo propicio
para que circulen, los bulos, las exageraciones, la desinformación… las
llamadas ‘fake news’.
La precarización del sector, la pluralidad de canales de transmisión de informaciones, la tentación del sensacionalismo o la falta de sentido crítico han convertido a la difusión de determinados tipos de mensajes tendenciosos en un auténtico problema social.
Un fenómeno que puede ayudar a recuperar los valores mas genuino del periodismo.
1. Llamados a construir
La tarea comúnicativa es apasionante, ya que implica un componente relacional que ayude a la sociedad y sus ciudadanos a tomar las decisiones que la harán seguir caminado hacia el futuro.
Personas que conforman su historia conociendo las necesidades del otro.
Esto, en el mensaje del papa Francisco.
“Para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos”, escribe el pontífice en la introducción.
“En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos.
Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros”.
2. No perder de vista el relato
Las informaciones que recibimos son una ayuda para que cada persona vaya elaborando su propio mapa social de la realidad en la que vive.
Los hechos nunca son aislados y todos conforman una imagen mental que va más allá de unos presupuestos ideológicos, es la forma personal de ver el mundo.
Por ello, la comúnicación cumple una función a la historia al aportar al relato de un generación sus trazos diarios.
“Las historias de cada época tienen un “telar” común: la estructura prevé “héroes”, también actúales, que para llevar a cabo un sueño se enfrentan a situaciones difíciles, luchan contra el mal empujados por una fuerza que les da valentía, la del amor.
Sumergiéndonos en las historias, podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida”, escribe Francisco.
Y es que, advierte el Papa, los relatos “ya sean en forma de cuentos, de novelas, de películas, de canciones, de noticias… las historias influyen en nuestra vida, aúnque no seamos conscientes de ello”.
La realidad que la humanidad construye –incluida la que no sale en los periódicos y en las webs– es la que revela en profundidad cómo somos.
3. Frente a la indiferencia al mal
Bergoglio denuncia a “quien se sirve del llamado storytelling con fines instrumentales”.
Ya ha dicho varias veces
el Papa que “leer ‘fake
nes’ es como comer caca”.
Por eso advierte en su
mensaje sobre “cuántas
historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos Continuamente
tener, poseer, consumir para ser felices”.
Y prosigue, poco después,
“a menudo, en los telares de la comúnicación, en lugar de relatos constructivos, que son un aglutinante
de los lazos sociales y del tejido cultural, se fabrican historias
destructivas y provocadoras, que
desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia”.
La función social y responsabilidad profesional del periodismo se hace clave en momentos de desconcierto y fragilidad institucional.
“En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el ‘deepfake’), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos.
Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados”, sugiere.
4. Renovar la memoria
“Mientras leemos la Escritura, las historias de los santos, y también esos textos que han sabido leer el alma del hombre y sacar a la luz su belleza, el Espíritu Santo es libre de escribir en nuestro corazón, renovando en nosotros la memoria de lo que somos a los ojos de Dios”, señala el pontífice en la parte final del mensaje.
“En todo gran relato entra en juego el nuestro” dice el Papa sobre la Biblia como “historia de historias” pero también sobre el relato que se traza en cada momento histórico.
“Ya no estamos anudados a los recuerdos y a las
tristezas, enlazados a una memoria enferma que nos aprisiona el corazón, sino que abriéndonos a los demás, nos abrimos a la
visión misma del Narrador”, señala a partir del mensaje de Jesús.
“Contarle a Dios nuestra historia nunca es inútil; aúnque la crónica de los acontecimientos permanezca inalterada, cambian el sentido y la perspectiva”, apunta.
5. Los verdaderos protagonistas
Francisco afirma con rotundidad que “nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar.
Incluso cuando contamos el mal podemos aprender a dejar espacio a la redención, podemos reconocer en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio”.
El juicio social que puede hacer la circulación de noticias falsas o incompletas puede acabar con la inocencia de las víctimas.
“No se trata, pues, de seguir la lógica del ‘storytelling’, ni de hacer o hacerse publicidad, sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios, de dar testimonio de lo que el Espíritu escribe en los corazones, de revelar a cada uno que su historia contiene obras maravillosas”, escribe.
La innegociable búsqueda de la verdad
La precarización del sector, la pluralidad de canales de transmisión de informaciones, la tentación del sensacionalismo o la falta de sentido crítico han convertido a la difusión de determinados tipos de mensajes tendenciosos en un auténtico problema social.
Un fenómeno que puede ayudar a recuperar los valores mas genuino del periodismo.
1. Llamados a construir
La tarea comúnicativa es apasionante, ya que implica un componente relacional que ayude a la sociedad y sus ciudadanos a tomar las decisiones que la harán seguir caminado hacia el futuro.
Personas que conforman su historia conociendo las necesidades del otro.
Esto, en el mensaje del papa Francisco.
“Para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos”, escribe el pontífice en la introducción.
“En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos.
Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros”.
2. No perder de vista el relato
Las informaciones que recibimos son una ayuda para que cada persona vaya elaborando su propio mapa social de la realidad en la que vive.
Los hechos nunca son aislados y todos conforman una imagen mental que va más allá de unos presupuestos ideológicos, es la forma personal de ver el mundo.
Por ello, la comúnicación cumple una función a la historia al aportar al relato de un generación sus trazos diarios.
“Las historias de cada época tienen un “telar” común: la estructura prevé “héroes”, también actúales, que para llevar a cabo un sueño se enfrentan a situaciones difíciles, luchan contra el mal empujados por una fuerza que les da valentía, la del amor.
Sumergiéndonos en las historias, podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida”, escribe Francisco.
Y es que, advierte el Papa, los relatos “ya sean en forma de cuentos, de novelas, de películas, de canciones, de noticias… las historias influyen en nuestra vida, aúnque no seamos conscientes de ello”.
La realidad que la humanidad construye –incluida la que no sale en los periódicos y en las webs– es la que revela en profundidad cómo somos.
Bergoglio denuncia a “quien se sirve del llamado storytelling con fines instrumentales”.
La función social y responsabilidad profesional del periodismo se hace clave en momentos de desconcierto y fragilidad institucional.
“En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el ‘deepfake’), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos.
Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados”, sugiere.
4. Renovar la memoria
“Mientras leemos la Escritura, las historias de los santos, y también esos textos que han sabido leer el alma del hombre y sacar a la luz su belleza, el Espíritu Santo es libre de escribir en nuestro corazón, renovando en nosotros la memoria de lo que somos a los ojos de Dios”, señala el pontífice en la parte final del mensaje.
“En todo gran relato entra en juego el nuestro” dice el Papa sobre la Biblia como “historia de historias” pero también sobre el relato que se traza en cada momento histórico.
“Contarle a Dios nuestra historia nunca es inútil; aúnque la crónica de los acontecimientos permanezca inalterada, cambian el sentido y la perspectiva”, apunta.
5. Los verdaderos protagonistas
Francisco afirma con rotundidad que “nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar.
Incluso cuando contamos el mal podemos aprender a dejar espacio a la redención, podemos reconocer en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio”.
El juicio social que puede hacer la circulación de noticias falsas o incompletas puede acabar con la inocencia de las víctimas.
“No se trata, pues, de seguir la lógica del ‘storytelling’, ni de hacer o hacerse publicidad, sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios, de dar testimonio de lo que el Espíritu escribe en los corazones, de revelar a cada uno que su historia contiene obras maravillosas”, escribe.
La innegociable búsqueda de la verdad
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