Tenemos en nuestras manos un regalo demasiado hermoso y preciado como para desperdiciarlo, este día que nos demanda una gran responsabilidad: la de ser felices.
Si nos damos a la tarea de observar un poco esa ilusión que tenemos, si decidimos abrazar esa felicidad sin dejar que se nos escape, entonces la oportunidad estará ahí latente.
Si queremos hacer de verdad un cambio en nuestras vidas, ser mejores, más libres y humanos, y menos víctimas, podemos empezar arrancándonos esas feas etiquetas que con el tiempo hemos ido acumulando.
Buscar quién es el responsable es un trabajo inútil y desgastante, y no nos dejará grandes ganancias. Lo ideal es ocupar toda esa energía que llevamos dentro en ir limpiando nuestra existencia de lo que nos empaña la felicidad.
Tenemos que comenzar pidiendo perdón y, más importante, perdonándonos a nosotros mismos, y entender que no somos perfectos, que tenemos fallas y equivocaciones, que cometemos errores y no por eso dejamos de ser buenas personas, ni perdemos el derecho de seguir caminando.
Perdonarnos es el primer paso para poder amarnos profundamente, cuidarnos, respetarnos como pertenencia de Dios y, de esta manera, extender nuestro amor a quienes nos rodean.
Tenemos que incluirnos en el mundo, darnos cuenta de que existimos, eso es indispensable para tomar las riendas de nuestra vida y no cedérsela al primero que pase. Esta precaución nos pondrá en alerta para llevar a cabo nuestras metas.
Dios nos ha regalado capacidad y libertad para decidir, nos ha regalado fuerza, valor y coraje; y podemos también incluir el enojo, que, si lo transformamos en nuestro motor de arranque, nos traerá grandes beneficios, para utilizarlo como una de las herramientas que nos sacarán del bache en que nos encontremos.
Todas las herramientas fueron incluidas en la maleta que se nos entregó al nacer.
De nosotros depende cuáles queremos utilizar y qué sellos queremos dejar en ella.
Que en este nuevo día Dios los colme de sabiduría y fortaleza, para que realicen los sueños que acarician, aceptando estar siempre acompañados de quien todo lo puede y es nuestra ayuda leal generosa y presente.
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