Quizá
sea porque nuestro organismo, está compuesto por 70% de agua... ¿quién sabe?
Pero de algo estamos seguros: el cuerpo responde tremendamente bien a este
preciado líquido, lo mismo viéndolo, sientiéndolo, escuchando su sonido o
bebiéndolo. No es extraño entonces que los spas consideren la fuente de la
juventud, y ofrezcan duchas de agua de Vichy, tratamientos de hidroterapia y
prístimas jarras con hielo, rodajas de naranjya y H2O.
Además de mantener la piel hidratada y
eliminar toxinas del sistema, el agua es buena conductora del calor y el frío,
dice Marc Zollicofer, educador global de spas para la firma Aveda.
Y
los spas usan esta cualidad en un tratamiento llamado hidroterapia de
contraste, que te expone a temperaturas alternas. Este ping-pong de frío y
calor obliga al cuerpo a trabajar para tratar de regular su propia temperatura.
Al igual que 20 minutos en una esfera
fortalecen el corazón, una ducha caliente seguida de otros 30 segundos seguidos
de ducha fría, hace que los vasos sanguíneos se contraigan y dilaten, variando
el pulso y relajando músculos.
Otro
modo de saborear la sensualidad de agua: date un baño de pies, o escucha el
sonido del mar, de una cascada o un arroyuelo, aún cuando
sólo sea un CD como Sound of the Earth: Rock Water.
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