La
naturaleza no hace nada en vano.
No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo.
Quien discute sobre si se puede matar a la propia madre no
merece argumentos sino azotes.
El género humano tiene, para saber conducirse,
el arte y el razonamiento.
Lo
que tiene alma se distingue de lo que no la tiene por el hecho de vivir.
Demasiado
poco valor es cobardía y demasiado valor es temeridad.
El hombre que se mantiene en el justo medio lleva el nombre
de sobrio y moderado.
Las revoluciones no se hacen por menudencias, pero nacen por menudencias.
El
odio no disminuye con el odio. El odio disminuye con el amor.
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