Las
emociones son un filtro a través del cual percibes el mundo y a los demás.
Si la fe te mueve el horizonte
se despeja, si el miedo te domina todo lo percibes con miedo, con miedo
lo analizas y con miedo lo rechazas.
Si
el odio te encadena, odio respiras y tú mismo te consumes en ese fuego
interno.
Por el contrario, si el amor es
tu centro, hay amor en tus miradas, tus gestos y todas tus acciones.
Por eso es bueno conocer bien tus emociones, consagrarte a
controlarlas y ser el
dueño de tu vida.
¿Manejas la rabia o ella te
maneja a ti? ¿Qué estás haciendo para mejorar tu inteligencia emocional?
Invierte
en ti mismo y elige conocerte y controlarte
en un trabajo cotidiano de perfeccionamiento.
Tu
reto es cambiar la envidia por admiración, la apatía por
entrega, el juicio por amor.
Si te pules con paciencia y
dedicación, ganas paz y llenas tu vida y tus relaciones de calidad y
calidez.
Bien decía el sabio chino Lao Tse:
"Poderoso es quien
conquista a los demás, sabio el que conquista a sí mismo".
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