Veamos a continuación un ejemplo para saber lo
que conviene o no conviene hacer en el ejercicio del liderazgo: Suponga que es
usted un joven directivo con buenos conocimientos teóricos, y que se hace cargo
de un equipo de colaboradores con experiencia práctica de muchos años en su
oficio. Temiendo no ser
aceptado por el grupo se propone ocultar su falta de experiencia práctica de
muchos años en su oficio. Para ello, aborta cualquier protesta basándose
en el acatamiento exacto de sus instrucciones y procede tomando decisiones de
forma rápida para dar la sensación de seguridad y dominio en todo lo que
acomete, aun a riesgo de equivocarse. Resultados que obtendrá.- Sin duda le
tacharán de engreído y teórico y trabajarán por su cuenta todo lo posible. Esta forma de proceder es por
una falta de confianza en sí mismo. Conocernos a nosotros mismos,
nuestros defectos y nuestras cualidades, nuestras limitaciones, y aceptarse tal
cual somos, es una de las bases del autoconocimiento.
La sensación de fracaso crea una modificación
en el comportamiento, y en cambio la sensación de éxito, provoca una
estabilización en el comportamiento. De nuevo está usted circulando en su
automóvil a 100
kilómetros por hora, a pesar de que los indicadores de
velocidad la limitan a 60
kilómetros por hora. Tiene prisa. En una curva está la
policía. Es obvio que le paran y le ponen una multa. A partir de esta
experiencia, ¿cómo cree usted que reaccionará en la próxima ocasión, en
circunstancias similares? Es posible que el recuerdo de esta experiencia
negativa le haga modificar la conducta y en circunstancias similares respete
usted los límites de velocidad.Veamos ahora que le ocurre al llegar a la ciudad
más próxima. En un paso de cebra frena el vehículo para dar preferencia a unos
peatones. Acto seguido se le acerca un guardia urbano y le dice:-Hoy es el día
del "paso de cebra". Estamos haciendo una campaña para promocionar el
respeto al paso de cebra. He observado que ha parado pacientemente y ha dado
paso a un buen número de peatones. Por este motivo, aquí tiene usted este vale
de reconocimiento que la guardia urbana entrega hoya a los conductores. Mañana
saldrá usted en la lista de conductores destacados que publicará el
periódico.Es lógico que guarde un recuerdo agradable de esta experiencia. Su comportamiento correcto se ha
de reconocer. Esta sensación exitosa de reconocimiento estabilizará y hará que
se repita el comportamiento deseable.El castigo.- Ni las sentencias de los
jueces, ni las sanciones que las empresas imponen a sus empleados, ni las
broncas de los jefes a sus colaboradores, podrán cambiar la forma de actuar de
las personas de cara al futuro, puesto que los castigos sin más, acostumbran a
provocar reincidencia, y las críticas indiscriminadas también. Los
colaboradores que con frecuencia están sometidos a críticas acostumbran a
perder interés por su trabajo y su responsabilidad. No se consiguen
comportamientos adecuados a través de críticas repetidas.
En
una empresa donde sólo se criticase a los colaboradores, ellos mismos temerían
la crítica de cada día. Tendrían la sensación de que no
hacen nada bien y al final acabarían odiando su trabajo y quizás también a
usted.El reconocimiento de las actitudes adecuadas resulta más efectivo como
medio de motivación que la censura de los comportamientos o trabajos
incorrectos.Sin embargo, no podemos omitir la crítica objetiva ante una
actuación incorrecta, ya que es nuestra obligación tratar de impedir los
comportamientos inadecuados. Nuestros propios colaboradores esperan que no
pasemos por alto sus errores, ya que estaríamos minando nuestra propia labor de
mando.Sin duda obtendrá más resultados en la mejora de la comunicación y el
clima en su equipo de trabajo, aprobando o reconociendo con más frecuencia la
actuación adecuada que criticando la incorrecta.Suponga que tiene una
secretaria nueva que, contraria a la anterior, mantiene el archivo pulcro y muy
bien ordenado. Antes comparaba el archivo con un cajón de sastre. Ahora se
siente contento con esta nueva secretaria. Sin embargo, hay algo que le
desagrada, es tajante y fría en sus contactos telefónicos con los clientes.
Usted se lo dice y le recomienda asistir a un seminario sobre la comunicación
con el público.A partir de entoncés, su comunicación mejora sensiblemente y
usted se siente satisfecho. Pero cuando creía haber solucionado el problema
descubre un día en que la secretaria está ausente que es imposible encontrar en
el archivo una carta que precisa porque todavía existen documentos sin archivar
desde hace un mes.Ella interpretó que usted daba más importancia a la
comunicación telefónica con los clientes que a mantener el archivo al día y
bien clasificado. Ella
sólo recibió de usted una invitación al curso de comunicación y el archivo
nunca se mencionó.Reconocer con cierta frecuencia las acciones bien hechas, los
trabajos correctos, el buen comportamiento, la actitud adecuada, da lugar a una
buena colaboración dando paso a nuevos reconocimientos. Debemos
reconocer más a menudo el buen comportamiento que criticar el malo.
Veamos a continuación un ejemplo de cómo
reconocer el buen comportamiento. Usted precisa que un colaborador suyo, José
Molina, en el que confía plenamente le prepare un informe. Como no está en la
misma planta le llama por teléfono para que acuda a su despacho y así podérselo
explicar. Le responde un compañero indicándole que está enfermo. Como lo
precisa con urgencia decide que sea otra persona aunque de menos experiencia,
quien lo prepare y confeccione. De nuevo hace otra llamada, Elisabeth Rivas. Ya
en su despacho, le explica cómo ha de ser este informe con más detalle del que
hubiese hecho con Molina.Al día siguiente, al llegar a su despacho, encuentra
encima de su mesa el informe solicitado. Comprueba los datos y están bien,
además su presentación es impecable. Inmediatamente llama a Elisabeth y le
muestra su satisfacción.La Srta. Rivas ha vivido una experiencia de éxito, lo
cual refuerza su motivación en el trabajo.Al día siguiente precisa usted unos
datos de otro departamento y decide llamar a Carmen Romero y le explica lo que
desea. Como tiene prisa lo hace de forma rápida y sin entrar en detalles, con
muy poca precisión.Ella lo realiza de la mejor forma posible, dejándole el
informe en su despacho. Por la tarde del mismo día, usted trabaja con los datos
que ella le facilitó y se olvida del asunto, sin darle más importancia. Sin
embargo, Carmen Romero se queda con la duda de saber si entendió o no
correctamente lo que usted desdeaba.La Srta. Rivas ha vivido una experiencia de éxito, en cambio la
Srta. Romero se ha quedado con la incertidumbre y la duda del resultado ante la
falta de una confirmación del trabajo bien hecho.Para que el trabajo
proporcione una experiencia de éxito es preciso sentir que el trabajo que se
realiza es importante y que se realiza correctamente. Así, de este modo, las
personas se sienten consideradas y su actitud hacia su trabajo y hacia la
empresa es más positiva.
Todos nosotros hemos soportado muchas críticas
a través de nuestra vida: por parte de padres, profesores, maestros y superiores.
En general la reacción que produce la crítica es de enfado y contradicción y
eso se debe a que no sabemos criticarnos los unos a los otros. Cualquiera se
cree capaz de mandar o criticar pero una buena parte de estas órdenes y de las
críticas son inoportunas, inadecuadas y contraproducentes por la forma, el tono
o la mayor o menor importancia que se les da. Mandar y criticar a la gente,
deprimiéndola o dejándola malherida es contraproducente. Herimos la
sensibilidad ajena y rebajamos su adhesión y su productividad. Cuando la
crítica es destructiva produce un colapso emocional, sobre todo cuando las
emociones que se despiertan son la ira y la ansiedad. Por ello, hacer que una
crítica sea constructiva es uno de los elementos clave de la Inteligencia Emocional.
Cualquiera es capaz de mandar y criticar mal. Podemos decir que quien manda mal
no manda aunque mande. Veamos distintos ejemplos de lo que se debe y no se debe
hacer: -Supongamos que el pequeño Luis se le ha prohibido que toque algo del
escritorio de su padre. Un día Luis coge un lápiz de color rojo para dibujar y
se le olvida devolverlo a su sitio. Por la noche, el padre echa en falta el
lápiz e investiga y despierta al niño bruscamente, le obliga a traerle el lápiz
y lo tacha de ladronzuelo. Es evidente que la crítica extremadamente dura
provoca un sentimiento de odio. Esto se puede trasladar al trabajo ya que cuando un jefe critica a sus
empleados, se desarrolla en los colaboradores un sentimiento interno de
defensa. Se impermealizan contra los ataques exteriores y cuando la
crítica vaya dirigida hacia algo realmente importante resultará inefectiva
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