La confianza es la base para
construir relaciones personales o profesionales sólidas. Dicha confianza no
surge de la noche a la mañana. Todo lo contrario. Ganarte la confianza de las
personas que te rodean es un proceso largo que requiere trabajo y constancia
por tu parte. Y la clave para ganarte esa confianza reside en la habilidad que
tengas para cumplir aquello que prometes.
Cuando cumples tus promesas conviertes el momento presente en una
extensión perfecta y continua del pasado. Cuando cumples tus promesas de forma constante, consigues
que tus palabras sean un reflejo de aquello que va a suceder en algún momento
del futuro.
Por el contrario, cuando
no cumples tus promesas tu palabra pierde valor. Provocas una discontinuidad
entre lo que dices que sucederá y lo que realmente acaba sucediendo. Las
personas que te rodean pierden la confianza en lo que dices y por extensión pierden la
confianza en ti.
Muchas veces prometemos cosas por quedar bien en el momento presente, y
no nos damos cuenta que cuando pasa el tiempo y no las cumplimos, quedamos peor
que si no hubiéramos prometido nada inicialmente. Más vale no prometer que
prometer y no cumplir. Cuando
no prometes algo tu palabra está intacta. Por el contrario cuando prometes y no
cumples, tu palabra sufre un daño irreparable.
Con el tiempo he identificado algunos puntos clave que te ayudarán a
cumplir tus promesas, o al menos, te ayudarán a no prometer las cosas con tanta
facilidad.
1. Sé consciente de tus
limitaciones
Aunque parezca contradictorio, muchas personas no cumplen sus promesas
porque piensan que son muy buenos cumpliendo promesas. Tienen un gran concepto
de ellos mismos y perciben una realidad distorsionada que les impide tomar
conciencia de aquellos momentos en los que han faltado a su palabra. Desde su
propio punto de vista siempre cumplen aquello que dicen. Sin embargo, desde el
punto de vista de los demás no es así.
Todo el mundo rompe alguna promesa de vez en cuando. Empieza a darte
cuenta que tú también lo haces y trata de identificar esas situaciones de ahora
en adelante con el fin de mejorarlas en el futuro.
2. Piénsatelo dos veces antes de
prometer algo
Es curioso cómo muchas personas tenemos problemas de autoconfianza o
seguridad. Sin embargo cuando se trata de hacer promesas ocurre lo contrario.
Pecamos de un exceso de seguridad en aquello que decimos. Y si además
prometemos algo un sábado por la noche, la seguridad se eleva exponencialmente.
Cuando salía de fiesta con mis amigos, teníamos la costumbre de organizar algo
para el día siguiente antes de volver a casa. Por ejemplo quedar a las 8 de la
mañana para ir a pescar después de cerrar la discoteca a las 6. Núnca se
levantaba nadie. Sin embargo en el momento de prometerlo podríamos haber jurado
ante la Biblia que sí lo haríamos. Seguro que alguna vez te ha ocurrido algo
parecido.
Tu energía, tus capacidades y tu tiempo son limitados. Antes de prometer
algo pregúntate si serás capaz de cumplirlo. No prometas nada a menos que la
respuesta sea un “sí” rotundo.
3. Aprende a decir que no
A veces nos vemos forzados a prometer algo sin que realmente podamos o
queramos hacerlo. Cuando alguien nos pide ayuda nos resulta muy difícil dar un
“no” por respuesta. Sabemos que esa persona ha recurrido a nosotros porque nos
tiene en gran consideración y queremos que siga siendo así. Tienes que
comprender que no puedes ni tienes que agradar a todo el mundo. Según las
teorías evolucionistas, hace miles de años nuestra supervivencia dependía
principalmente de la integración grupal.
En aquellos momentos una negativa podía costarnos la vida. Hoy en día la
sociedad ha evolucionado, sin embargo seguimos manteniendo la necesidad de
agradar al prójimo a toda costa aunque nuestra vida no se encuentre en peligro.
4. Castígate cuando no cumplas
una promesa
No se trata de que te fustigues
con un látigo cada vez que faltes a tu palabra, pero al menos trata de sentirte
un poquito mal. Hay personas a las que faltar a su palabra no les genera ningún
remordimiento. Como consecuencia prometen cualquier cosa y luego les da
prácticamente igual no cumplirlo. A corto plazo obtienen la recompensa de
quedar bien, sin embargo a largo plazo su palabra pierde valor. Cumplir aquello
que prometes debe convertirse en algo importante para ti. De esta manera
prometerás sólo aquello que estés seguro que puedas cumplir.
Todos tenemos algún amigo que siempre es el primero en apuntarse a
alguna cena o algún cumpleaños. Y luego es el que núnca aparece. ¿Tanto cuesta
decir que no? Hay personas para las que decir que sí a todo se convierte en un
estilo de vida y una rutina. Primero dicen que sí. Luego ya verán si pueden o
no. Seguro que conoces a alguien así.
¿Acaso tanto tú como yo obtenemos ayuda siempre que la necesitamos? No.
Ni mucho menos. Muchas veces tenemos que sacarnos las castañas del fuego
nosotros mismos. Por supuesto que le presto ayuda a cualquiera que me la pida y
esté dentro de mis posibilidades, especialmente si se trata de un amigo. Sin
embargo no voy a caer en el error de perjudicarme a mi mismo por ayudar a
alguien.
Estas reglas tan básicas y obvias
me han ayudado a vivir mejor hoy en día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios