Hay momentos en la vida que parecen robados de la eternidad, instantes en los que todo lo que importa es sentir. Bésame, pero no un beso cualquiera. No, bésame con la intensidad de quien sabe que cada segundo cuenta. Como si fuera la última vez. Como si el mañana fuera incierto, como si no existiera un "después".
Es ese miedo silencioso, ese temor profundo que no se dice pero se siente, el que me hace abrazarte más fuerte, mirarte más profundo. Tengo miedo a perderte. Y no es un miedo lógico, es un miedo del alma, de esos que no se razonan pero que te sacuden por dentro.
Piensa que tal vez mañana yo ya no esté aquí, o tú ya no estés. No es un pensamiento triste, es la verdad cruda de la vida, que a veces se nos escapa de las manos. Por eso te pido, bésame ahora, bésame mucho, porque no quiero que nos quede nada por sentir, por vivir, por recordar.
Cada beso es una promesa, un instante congelado en el tiempo, donde lo único que importa es que estamos aquí, ahora. Así que bésame, como si este fuera nuestro último capítulo, como si en este beso quedara grabada toda nuestra historia.
Porque la vida es un suspiro, y yo solo quiero que nuestro amor sea eterno, aunque solo dure un instante.
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