Nunca
creí en los dramas de amor, en esos cuentos de Romeo y Julieta muriendo de
pasión. Esos relatos no me quitaban el sueño… hasta que todo cambió. Tú
llegaste y, sin más cuentos, sin aviso y sin permiso, apuntaste directo al
centro de mi alma, desarmándome por completo.
Dicen
que uno sabe si un amor es verdadero cuando duele como un golpe profundo, como
si te clavaran dientes en el alma.
Y ahora entiendo eso. Porque, aunque muchos piensen que lo nuestro es pasajero,
que es solo un capricho del momento, ¿qué sabe la gente lo que realmente sentimos cuando el
silencio lo dice todo?
Tú
llegaste a mí, como si nada, como un huracán que arrasa con todo, pero que deja
una calma extraña a su paso.
Y ya no hay marcha atrás. No
pedí permiso, no estaba preparado, pero aquí estoy, viviendo este amor que
llegó para cambiarlo todo.
Y ahora, en cada latido, en cada pensamiento, sé que esto no es
pasajero, porque lo que siento se clava profundo, me sacude, me transforma.
Y lo más increíble es que sucedió de la manera más inesperada, sin ningún tipo
de advertencia. Así es el
amor, ¿no? Te llega cuando menos lo esperas, y cuando lo hace, te das cuenta de
que ya no puedes imaginar la vida sin esa persona.
Así
que sí, dicen muchas cosas sobre el amor, pero solo los que lo viven de
verdad saben lo que se siente cuando alguien llega a tu vida, sin previo aviso,
y te transforma para siempre.
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