Contigo aprendí que la vida es mucho más que
rutina, que hay emociones que no había sentido antes, y que cada día puede ser
una nueva oportunidad para ilusionarse. Antes de ti, la semana tenía solo siete días,
pero ahora... ¡hay infinitos momentos que me hacen sonreír!
Contigo
aprendí que un beso puede ser tan profundo que te hace olvidar todo, que puede
borrar el mundo entero en un segundo. Me enseñaste que las cosas buenas
no son tan complicadas, que están en los pequeños momentos, en esa risa
compartida, en esas noches sin final, en esa luz que solo tú logras reflejar.
He vivido
tantas cosas a tu lado, que siento que ya he tenido lo mejor de la vida. Y, aunque
me fuera mañana, ya me iría con el corazón lleno, porque todo lo
bueno lo he vivido contigo.
Pero la
lección más grande de todas es que, el día que te conocí, fue el día que
realmente comencé a vivir. Porque tú eres la razón por la que mi mundo cambió, por la que mis días
son mejores, y por la que ahora entiendo que el amor lo transforma todo.
Gracias por
enseñarme lo que es la verdadera felicidad.
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