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LA CLAVE PARA LA PAZ INTERIOR: ¿CÓMO LA DISTANCIA EMOCIONAL PUEDE TRANSFORMAR TU VIDA?

 

YA NO ME ENOJO, SOLO OBSERVO, PIENSO Y ME ALEJO SI ES NECESARIO

A fuerza de tener que lidiar con situaciones complicadas, aprendemos a tomar distancia emocional, a gestionar nuestro malestar y a pensar antes de tomar una determinación. Como con todo, para aprender esto es necesario tiempo y experiencia. Mucha experiencia.

Podríamos decir que la distancia emocional es un código no escrito que nos permite ver y sentir las cosas de otra manera, pues damos tiempo para que emociones como el enfado pierdan fuerza y podamos dar paso a los sentimientos. Estos sentimientos nos permiten comprender con más claridad qué pensamos en realidad y cómo queremos actuar. Hacer esto nos sirve para manejar mejor nuestras emociones y así conseguir más coherencia entre nuestras opiniones y nuestras acciones sobre un tema determinado, como por ejemplo la actitud de una persona.

¿Qué necesitamos para tomar distancia emocional?

Tomar distancia emocional no tiene una receta mágica, ya que depende de muchos factores personales, circunstanciales y de relación. Hay personas a las que llevamos dentro hasta la raíz, y distanciarse de las emociones que nos genera estar con ellas es, sin duda, una de las tareas más complicadas que tenemos que llevar a cabo para rearmar el rompecabezas que nos permite comprender qué es lo que sucede.

Aunque no tenemos la receta ideal para tomar distancia emocional, sí podemos destacar varios ingredientes necesarios para lograr alejarnos emocionalmente de aquello que cuesta manejar.

Estrategias para tomar distancia emocional

Ante una afrenta, probablemente nos sintamos en alerta, pasando de un estado de advertencia (ámbar) a uno de bloqueo (rojo). Cuando estamos invadidos por el enfado, la tristeza, la alegría u otra emoción intensa, nuestro semáforo está en rojo y, por lo tanto, no debemos tomar decisiones.

Observa, piensa y aléjate si es necesario, pero no tomes decisiones permanentes basadas en emociones temporales. Aunque tengas ganas de confrontar a esa persona o de gritar y marcharte para siempre, date tiempo para que tus emociones se calmen. Sal a dar un paseo, ponte a colorear o deja pasar unos días antes de hablar o ver a la persona que te ha enojado o entristecido.

Con el tiempo, ciertas cosas dejan de tener importancia y algunos detalles que antes nos angustiaban pasan a ser nimiedades que relativizamos y aceptamos como propias de las circunstancias. Gracias al tiempo, nos alejamos y dejamos de comprometernos con la intensidad emocional generada por las decepciones, las expectativas, las traiciones, etc. Lograr no ser controlados por nuestras emociones es posible, y como toda habilidad, se aprende con la práctica.

La brújula interna: un gran beneficio de la distancia emocional

Una vez que logramos poner distancia emocional ante lo sucedido, podemos escuchar a nuestra brújula interna que nos genera sensaciones sobre lo que está bien y lo que está mal. Estas intuiciones, basadas en nuestros sentimientos más duraderos, suelen ser acertadas. Las decisiones que tomemos respecto a los demás y a lo que nos ha sucedido serán mucho más acordes con lo que realmente pensamos y sentimos.Así, sabremos qué merece nuestra atención y qué podemos ignorar, fomentando que nos sintamos mejor y no suframos tanto . por aquello que no podemos controlar.

En resumen, es muy importante que ante situaciones complicadas o con demasiada carga e intensidad, tomemos distancia emocional. De este modo, los aspectos más pasajeros de nuestras emociones no nos entorpecerán ni nos harán arrepentirnos de actuar de una u otra manera.


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