¿Qué más
quieres de mí? Ya lo he dado todo. He pasado
la prueba de tu amor, aguantando el dolor que cada día me pesa más, pero, ¿hasta cuándo seguiré viviendo esta
hipocresía? No puedo más, no quiero seguir atrapado en esta mentira que nos
hemos contado por tanto tiempo.
No vayas por ahí presumiendo que me robaste el
corazón, porque aunque alguna vez te lo di todo, ya no me queda nada. Y prefiero
mil veces ser el perdedor, aquel que te dio hasta el último pedazo de sí, antes
que seguir siendo tu prisionero.
Es extraño, esa sensación que me congela el alma,
como un invierno que llegó fuera de estación. Tus ojos y los míos ya ni se encuentran, todo se ha vuelto tan frío,
tan distante... Y en ese vacío, he
entendido que es mejor dejarte ir que seguir pretendiendo que aún hay algo
entre nosotros.
Sí, lo
admito, lo perdí todo por ti. Pero prefiero cargar con el título de perdedor
que seguir viviendo una mentira que solo me consume. No quiero
que sigas pensando que tienes mi corazón, porque aunque una vez lo tuviste, ahora no queda nada más.
A veces,
perder también es una forma de ganar... Y en este caso, prefiero perderte para
encontrarme a mí mismo otra vez.
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