Al no aceptar la realidad le haces
resistencia. Haces resistencia a las personas, estructuras y comportamientos.
Y mientras más resistencia
haces, más fuerza vas a encontrar; más oposición, más conflicto, más
guerra y más problemas.
La pelea o la resistencia
es la actitud que se traduce en conflictos y que es una fuente de
sufrimiento.
Por lo tanto, si aceptas,
dejas de ponerle resistencia al mundo, empiezas a fluir con él y gozas de paz.
Hacerlo te da la capacidad
de amarte y amar.
Al no tener resistencia, aceptas el Orden del Universo.
Dejas de sufrir precisamente por
las cosas que no puedes cambiar, que no te corresponde cambiar, y que no
necesitan cambiar.
Sé consciente de que lo
único que necesitas cambiar está adentro de ti.
Afuera no hay nada que cambiar.
Afuera todo lo que sucede,
aunque a tu mente le cueste trabajo aceptarlo, es necesario y perfecto para el proceso del
universo.
Lo aceptas y los sufrimientos desaparecen.
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