El dolor y las penas son parte
inherente de la vida y a menudo son experiencias difíciles de afrontar. Pueden ser causados por muchas cosas, como la pérdida
de un ser querido, una enfermedad o una situación difícil en el trabajo o en
las relaciones personales.
Aunque es natural sentir dolor y tristeza en estas situaciones, es importante recordar que estas emociones son normales y necesarias para procesar el sufrimiento y avanzar. El dolor y las penas pueden ser oportunidades para aprender y crecer como persona. A través de la reflexión y el procesamiento de nuestras emociones, podemos encontrar nuevas formas de afrontar los desafíos y superar las adversidades.
Además, el dolor y las penas pueden ayudarnos a apreciar las cosas buenas en nuestra vida y a valorar más a las personas que amamos. Aunque el proceso de superar el dolor y la tristeza puede ser difícil, puede llevarnos a una mayor comprensión de nosotros mismos y de nuestras relaciones con los demás.
REFLEXION:
Cree que todo sucede para el bien en el orden divino, aunque tu barco esté encallado y enfrentes escollos que te frenan.
Cuando solo hay débiles vestigios de fe y esperanza, ten presente que también el dolor y las penas tienen un sentido.
En los planes del Padre surgen salidas cuando te rodean las sombras y no hallas recursos ni fuerzas.
Lo que necesitas es entrar en el espacio de lo sobrenatural y no perder la paz por cosas materiales.
Si tu fe tiene raíces y no es una fe de palabras, el mal nunca logra atrincherarse en tu corazón.
Si de verdad vibras en amor y te conectas con tu esencia no sufres por realidades terrenales que no trascienden.
Después de todo eres un ser migratorio, lo que te rodea es prestado y un día lo vas a dejar acá.
A más desapego, menos sufrimiento.
Ánimo, sigue adelante y aunque no lo entiendas, cree que las cosas pasan para algo positivo, nunca para tu mal.
Aunque es natural sentir dolor y tristeza en estas situaciones, es importante recordar que estas emociones son normales y necesarias para procesar el sufrimiento y avanzar. El dolor y las penas pueden ser oportunidades para aprender y crecer como persona. A través de la reflexión y el procesamiento de nuestras emociones, podemos encontrar nuevas formas de afrontar los desafíos y superar las adversidades.
Además, el dolor y las penas pueden ayudarnos a apreciar las cosas buenas en nuestra vida y a valorar más a las personas que amamos. Aunque el proceso de superar el dolor y la tristeza puede ser difícil, puede llevarnos a una mayor comprensión de nosotros mismos y de nuestras relaciones con los demás.
REFLEXION:
Cree que todo sucede para el bien en el orden divino, aunque tu barco esté encallado y enfrentes escollos que te frenan.
Cuando solo hay débiles vestigios de fe y esperanza, ten presente que también el dolor y las penas tienen un sentido.
En los planes del Padre surgen salidas cuando te rodean las sombras y no hallas recursos ni fuerzas.
Lo que necesitas es entrar en el espacio de lo sobrenatural y no perder la paz por cosas materiales.
Si tu fe tiene raíces y no es una fe de palabras, el mal nunca logra atrincherarse en tu corazón.
Si de verdad vibras en amor y te conectas con tu esencia no sufres por realidades terrenales que no trascienden.
Después de todo eres un ser migratorio, lo que te rodea es prestado y un día lo vas a dejar acá.
A más desapego, menos sufrimiento.
Ánimo, sigue adelante y aunque no lo entiendas, cree que las cosas pasan para algo positivo, nunca para tu mal.
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