Dios mío, con tu fuerza yo quiero
perseverar, quiero insistir, resistir, persistir y nunca desistir.
Sé que la victoria siempre es del más
perseverante, del que se levanta cuando cae y sigue adelante.
Dame,
Señor, ímpetus y un
entusiasmo arrollador, sobre todo en los momentos de dolor y desdicha. Con una fe firme puedo
dominar el miedo. En ti confío, Señor, alejado de las dudas y vuelvo a tirar la red.
Puedo
ser tan paciente como el pescador que no se rinde y sabe esperar con ánimo, fe y decisión.
Dicen
que para obtener un
diamante de medio kilate hay que remover unas 46 mil libras de tierra.
Lo valioso pide esfuerzos y las grandes
metas casi siempre se logran con una gran entrega y con dedicación.
En ti confío, Padre del amor, y contigo sigo firme, renuevo mi confianza y no sucumbo al desespero.
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