Cuando el camino es largo y penoso
estás turbado y tu mente solo te pinta cuadros desoladores.
La mente juega contigo y sus presagios son terribles: todo va a empeorar,
no hay salidas, es el fin.
Tienes que recobrar el control y
decirle a tu mente: Creo y no te voy a escuchar ni a seguir.
Necesitas manejar tu mente y centrarla
en la luz,
necesitas tomar el timón y afirmar tu fe.
Siempre puedes cultivar pensamientos
dichosos, siempre puedes afrontar los hechos
con esperanza.
Confía en tiempos favorables, descubre
tu coraje interno y
poco a poco te sentirás animoso y sereno.
Insiste
como los equipos que en dos minutos cambian un resultado adverso y celebran la
victoria.
Tu espíritu siempre estará libre y ligero
y feliz si amas y te abandonas en las manos del Padre amado.
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