Es sabiduría y no un
desatino ver la relación de pareja como una empresa y cuidarla con esmero como
tal.
¿Cuánta energía, cuidados
y tiempo se le dedica a una empresa o a un negocio? Piénsalo y compara
el resultado con el matrimonio.
Sin fáciles excusas reconoce
que en tu trabajo das lo mejor mientras que tu relación está bien
descuidada.
Este diagnóstico se aplica a un buen número de parejas: “Su trabajo está mejorando y el
matrimonio se les está acabando”.
Casi siempre quien sufre
es una esposa que no recibe cariño, tiempo y detalles, que ya no sabe lo
que es un orgasmo.
Como toda buena empresa el
matrimonio pide dedicación, cuidados, detalles, cambios positivos y renovación.
¿Eres consciente de eso? Pues
si lo eres, solo piensa en las horribles consecuencias de tu actuar con
torpeza.
Es bien triste que algo
que inició con fuego y pasión, se muera por falta de atención, cuidados
y dedicación.
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