Es
relativamente fácil sentir gratitud cuando ocurren cosas buenas y nuestra vida
se desarrolla tal como deseamos; incluso en esos momentos solemos darlo todo
por descontado. Es muy bueno dedicar unos instantes a
expresar nuestra gratitud y aprecio a otras personas, a la Tierra, a nuestro
poder superior, a la vida
Bastante más difícil es expresar gratitud cuando estamos pasando por un periodo
malo o la vida no nos va como creemos que debería irnos. En esas
ocasiones, lo más probable es que nos sintamos dolidos, confundidos o resentidos, lo cual es
perfectamente natural.
La gratitud es lo último en que se nos
ocurre pensar en esos momentos. Ha habido ocasiones en mi vida en que he sentido unos tremendos deseos
de levantar el puño hacia el Universo preguntando por qué me ha asestado
ese cruel golpe.
De todos modos, es interesante cómo después de pasar por momentos
difíciles, al mirar retrospectivamente solemos ver que había algo importante y
necesario en esa experiencia. Es posible que no lleguemos a verlo hasta
que hayan pasado meses o incluso años, pero finalmente nos damos cuenta de que
aprendimos una importante lección, nuestra sabiduría se hizo más profunda, hubo un despertar, o tal vez se
nos abrió una nueva puerta a consecuencia de los acontecimientos que nos
parecieron tan negativos en el momento.
Por ejemplo, la pérdida de un trabajo
puede habernos llevado a una curación espiritual o emocional. El fin de una relación puede
habernos dado la oportunidad de descubrir que necesitábamos un tiempo de
soledad, o tal vez nos despejó el camino para una relación más
satisfactoria. En ese
momento podríamos comenzar a sentimos agradecidos de que la vida se haya
desplegado como lo hizo.
A
los momentos dolorosos de la vida yo los llamo «crisis de curación». Dejamos atrás algo viejo y nos abrimos a algo nuevo. Con
frecuencia esto sucede porque nuestra conciencia ha aumentado y por lo tanto ya
no podemos vivir de la antigua forma. A veces nos enfrentamos con un cambio necesario que
debemos hacer en nuestro interior y/o en nuestra vida. Hay un proceso de
duelo o aflicción por el que debemos pasar cuando dejamos algo a lo que hemos
estado aferrados Hemos de permitirnos sentir el miedo y la tristeza, y también recordarnos que en esa
experiencia hay un regalo que sencillamente no vemos todavía.
Así pues, si en estos momentos estás
pasando por una crisis de curación, busca todo el amor y el apoyo que puedas y
date permiso para experimentar plenamente todos los sentimientos que surjan. Pide que el regalo de esta
experiencia se te revele tan pronto como estés preparado para él. Y ten
presente que cuando pase un tiempo y hayas adquirido perspectiva, nuevamente sentirás gratitud por el increíble
viaje de tu vida.
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