Hogar y fuego son dos
realidades unidas desde tiempos inmemoriales para los humanos.
De hecho hogar viene de “focus”, fuego en latín.
En civilizaciones bien antiguas y también en Grecia y en Roma las familias mantenían un fuego
encendido en casa.
Ese fuego solía estar a la
entrada de la morada o en el centro y era un lugar sagrado para invocar amor y unidad.
La simbología es hermosa y sabia porque un fuego que no se alimenta se extingue, tal como sucede
con el amor.
La pregunta entonces es ¿de verdad vivo poniendo leña en la hoguera o el hogar para que el amor me de
calor y vida?
¿Soy con mi pareja un ser
tierno, afectuoso, detallista, respetuoso, leal, generoso, comprensivo y
tolerante?
Los humanos ponen lo mejor
de ellos para enamorar, nutren sueños, pero es común que eso merme o
desaparezca con el tiempo.
Ojalá este escrito te mueva
a alimentar el fuego del amor.
Hogar es hoguera, hogar es fuego que une y da
felicidad.
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